Vincent Dumortier
El Solar Impulse abortado
Sobre el reciente fracaso del millonario proyecto del avión a baterías
Hoy voy a hablar sobre una experiencia prometida que supuestamente nos abriría las puertas de un mundo maravilloso, libre de combustibles fósiles (hidrocarburos), un mundo bajo el umbral de la ecología plena, sin el “maldito carbón”, donde pequeños humanos “verdes” y arrepentidos vivirían en armonía con osos polares vegetarianos.
Lamentablemente, dolido y apenado, tengo que informarles que ese proyecto de paraíso acaba de estrellarse contra el muro de la realidad. Digo “estrellarse” pero en términos retóricos. El extraordinario, vanguardista y revolucionario proyecto Solar Impulse, un prototipo de avión ecológico, ha aplazado su recorrido publicitario global hasta una fecha indeterminada del 2016 por culpa de sus baterías.
Cabe recordar que (El Comercio dixit): “El proyecto requirió de más de 12 años de planificación y tiene como fin llamar la atención sobre el cambio climático y la posibilidad del uso de nuevas tecnologías menos dañinas para el medio ambiente”.
No perdemos de vista tampoco, las declaraciones de uno de los pilotos del proyecto, Bernard Piccard, también divulgadas -muy a propósito- por el El Comercio: “este avión no fue construido para transportar pasajeros, sino para “llevar un mensaje”, (…) el uso de tecnología similar a la utilizada en esta aeronave haría posible reducir a la mitad el consumo de energía y la emisión de los gases que producen el efecto invernadero. Si se aplicara adecuadamente la eficiencia energética en la movilidad terrestre, en los edificios, en los procesos industriales, así como en la iluminación, en la refrigeración y en los sistemas de calefacción, ello sería posible”.
Tras lo sucedido, podría lacónica e irónicamente contestarle al Sr. Piccard: “¡mensaje bien recibido!”. Pero analizemos un poco más. Primero, a pesar de sus 12 años de planificación, el proyecto demuestra básicamente que no se dispone de una tecnología fiable de sustitución de energía. Imaginemos solo por un instante que su refrigeradora, las luces de su hogar, etc., se apaguen hoy y no vuelvan a funcionar hasta un momento indeterminado de 2016.
Solar Impulse es considerado “revolucionario” por los ecologistas porque, a diferencia de los grandes aviones, no fue construido para transportar pasajeros (¿Para qué rayos molestarse en responder a una necesidad?). También los consideran revolucionario porque ofrecería a sus dirigentes y otros apparatchik, placer y comodidad, bienes que, al mismo tiempo, se trata de prohibir a la plebe: “Yo puedo contaminar un montón pero ustedes no lo hagan”.
En efecto, Solar Impulse, salvo un pasatiempo costoso de eco-pitucos, no sirve para nada, lo que ya es una tremenda contaminación. En avión, gracias a su único piloto, puede llevar un solo piloto 633 kg (peso muerto) de baterías ión-litio que precisamente fallaron. Y todo esto con para recorrer 35000 km en 25 días con el viento en cola.
El proyecto también incluye un equipo de 70 personas que lo siguen volando en un avión a reacción, por todas escalas del recorrido. Esto último sería tal vez lo único ecológico del proyecto. Si consideramos, por ejemplo, que un Airbus A380, con los progresos que provee la evolución tecnológica, consume menos de 3 litros por pasajero cada 100 km, mutatis mutandis con la conclusión de este articulo (aplicado al automóvil) en efecto, sería más ecológico que el mutante solar.
Solar Impulse es una revolución y, como toda revolución, falleció al mismo tiempo en que es concebida. Realmente el futuro de la aviación no reside en lo solar, y tampoco el futuro energético inmediato de la humanidad.
¡Viva la evolución!
Por Vincent Dumortier
21 – Jul – 2015
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