Juan Sheput
El senador Antauro Humala
Puede postular al Congreso, aunque su partido hasta sido disuelto
Cuando se legisla sin medir consecuencias –a la ligera y pensando que el mundo es un escenario seráfico, lleno de ángeles y personas de buena voluntad– se llega a situaciones como las que estamos atravesando, en la cual los vacíos legales y la falta de un entendimiento del sistema de pesos y contrapesos hacen que se configuren aprovechamientos por parte de aquellos que tan solo desean servirse de la democracia.
Es así que, en estos días, el principal enemigo de la posibilidad de ir en alianzas es el dispositivo legal que faculta a los candidatos a la presidencia a postular, a la vez, a cualquiera de las cámaras. El deseo de llegar a como dé lugar a un puesto de representación popular, es obstáculo para conformar alianzas partidarias. Estamos pues rumbo a un desastre electoral por la gran cantidad de partidos que postularán.
Por otro lado, las reglas de inscripción política, los esquemas de invitados, contradictorios en sí con la meritocracia propia de cada partido, van a permitir que aquellos que no cuenten con credenciales democráticas encuentren una puerta que les permita escaparse de la sanción que ha recaído en ellos por su comportamiento antidemocrático. Es decir, la democracia le da oportunidad a quiénes han hecho lo imposible por destruirla.
Es el caso de Antauro Humala. Su infantilismo político y amenazas de fusilamientos y persecución de minorías vulnerables y contra todo lo que huela a derechos humanos le costaron la inscripción a su partido ANTAURO. Centenas de personas han quedado fuera de juego electoral por la inmadurez de aquel que estuvo preso por ser responsable del asesinato de cuatro policías. Sin embargo, su proyecto personal sigue intacto. Él podrá postular al Senado o a Diputados, y su discurso polarizador, que se alimenta de la indignación del pueblo por la falta de respuestas al pésimo gobierno de Dina Boluarte o sus socios del Congreso, tendrá efecto. pudiendo lograr un número de representantes interesante en el próximo parlamento. Claro está que, para que eso suceda, algún partido ingenuo o también enemigo de la democracia tendría que darle cabida. Y estoy seguro de que hay partidos con esas características.
Por lo tanto, en las próximas elecciones, no solo hay que fijarse en las planchas presidenciales. Las candidaturas al Senado también tendrán una representación y responsabilidad importante, pues a los grupos enemigos de la democracia solo se les puede responder con la política, la real política. Y allí quienes sean elegidos tendrán ese desafío de enfrentar y desarmar a aquellos que lleguen con propósitos de dinamitar la democracia desde adentro.
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