El poder adormecedor de la mentira

Los “tiempos del Covid19” parecieran ser propicios para el reino de la mentira, cuyo incremento y notoriedad –a diferencia de otras épocas– viene cobrando fuerza como estrategia de comunicación gubernamental con el objetivo desinformar y manipular a la opinión pública. Así se presentan como exitosas acciones que a la luz se desdicen a sí mismas. Un asunto que no debemos olvidar es que la falsedad daña, socava las relaciones, resta fuerzas, invita a elevar la voz exigiendo transparencia, abre frentes de confrontación y, sobre todo, trae abajo los pocos valores que aún nos quedan. 

Gracias al crecimiento de canales de información, darse cuenta de la farsa, no requiere mayor esfuerzo y solo puede entenderse cuando tras ello existe alguna siniestra razón. Lo cual nos recuerda, salvando distancias, al demonio de Goebbels(1) quien, al practicarlo, afirmaba: “Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad”.

La realidad evidencia, por ejemplo, que las decisiones en materia económica no han de llevarnos a buen puerto en tanto la retracción y disminución de su crecimiento son bastante negativas. En cuanto a salud, la insistencia en la “llegada a la meseta” trasluce lo contrario: hospitales colapsados, déficit de camas UCI, falta de oxígeno y medicamentos, crecimiento del número de muertes, entre otros. Referente a educación, se afirma que más del 90% de los estudiantes del país ha tenido contacto con la estrategia “Aprendo en casa“ y que los padres de familia se encuentra satisfechos en un 60%.

Sin embargo, al contrastar estas informaciones con la situación de las familias peruanas en relación a la tenencia de artefactos relacionados con tecnologías de información (TV, radio e Internet), encontramos reportes del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)(2) advirtiendo que de los 6.4 millones de hogares del área urbana, el 85.5% tienen televisor a colores, 50.7% equipo de sonido, 42.6% computadora. En el área rural, se registraron 1.85 millones de hogares; de estos el 28.6% tienen televisor a colores, el 9.3% equipo de sonido. En términos de acceso nacional a internet señala: “… la cobertura del servicio en el año 2017 alcanzó los 2.3 millones de hogares (28.0%) … asimismo, los hogares que no cuentan con el servicio de internet se contabilizaron en 5.94 millones (72.0%)”. Datos que nos inducen seriamente a dudar del aparente triunfalismo del ex Sunedu, ministro Benavides.

En la vida política es altamente probable que haya equivocaciones, que se deslicen algunos engaños; y si en verdad hay honestidad, el camino de la corrección resulta bastante amplio. Debemos decir a los funcionarios del Gobierno y al propio presidente que aún es momento para la sinceridad, pues el poder adormecedor del engaño dura poco y lo que se viene embalsado en materia de necesidades, odio y frustración, cada vez es más difícil dimensionarlo. Las circunstancias actuales resultan oportunas para aludir los razonamientos y acaso consejos de Silvio Pellico(3): “Cuando hayáis cometido un error, no mintáis para negarlo o atenuarlo. La mentira es una torpe debilidad. Acepta que te has equivocado, en ello hay magnanimidad”. 

1 Político alemán, ministro de propaganda de la Alemania Nazi, amigo íntimo de Adolf Hitler.
2 Perfil Sociodemográfico del Perú, Censos Nacionales XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas, 2017
3 Patriota, escritor y poeta italiano del Siglo XIX