Arturo Valverde

El jale de Don Quijote

Sobre un divertido episodio de la novela de Cervantes

El jale de Don Quijote
Arturo Valverde
05 de noviembre del 2024


Don Miguel, para que vea usted cuánto ha calado y se ha vuelto cotidiano citar las frases de su Quijote, le cuento que, el otro día, un amigo decía con bastante gracia y vanidad, que su mayor desdicha era que las mujeres se enamoraban de él con solo mirarlo.

La confesión provocó risas, pero yo apenas lo escuché me di cuenta que había tomado prestado lo dicho en su célebre obra, porque quien acuñó esta frase es don Quijote de la Mancha, cuando en el capítulo del “Romance de Altisidora”, el Caballero de la Triste Figura lanza un suspiro y se dice a sí mismo: “¡Que tengo de ser tan desdichado andante que no ha de haber doncella que me mire que de mí no se enamore!”. ¡Qué envidiable desdicha!

Mientras otros se lamentan de sus continuos fracasos y la poca fortuna en el amor, hay quienes, como el Quijote, deben vivir soportando con amargura la maldición de resultar poderosamente atractivos para las doncellas. ¿Es posible que ambas situaciones causen la misma desdicha? Quiero decir, que tener demasiado jale, como se dice popularmente, ocasione el mismo sufrimiento que no tenerlo. 

Los que están en el primer bando al menos tienen la posibilidad de haber vivido la experiencia y despiertan la envidia de los demás, pero quienes están en el bando menos afortunado deben resignarse a vivir a través de las aventuras ajenas o alucinarse a sí mismos en sueños. El que no tiene jale, mira con celos a ese otro maldito o bendecido, sin saber sus desdichas. No es fácil tener jale.

Lo más difícil para el Quijote es que sabiendo la desdicha con la que debe llevar su existencia, resistiendo a las tentaciones de las doncellas, más adelante, se recuerda a sí mismo: “Mirad, caterva enamorada, que para sola Dulcinea soy de masa y de alfeñique, y para todas las demás soy de pedernal; para ella soy miel, y para vosotras acíbar; para mí sola Dulcinea es la hermosa, la discreta, la honesta, la gallarda y la bien nacida, y las demás, las feas, las necias, las livianas y las de peor linaje; para ser yo suyo, y no de otra alguna, me arrojó la naturaleza al mundo”. ¡Qué terrible desdicha!

Arturo Valverde
05 de noviembre del 2024

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