Iván Arenas

El gobierno de las treguas

Los conflictos en torno a la minería se han vuelto un escenario de guerra

El gobierno de las treguas
Iván Arenas
10 de junio del 2022


Después de casi 60 días de paralización, producto de una permanente invasión de sus propiedades por parte de algunos dirigentes y comuneros, Las Bambas reiniciará sus operaciones. En Pumamarca, comunidad de Challhuahuacho, dirigentes de seis comunidades y sus asesores abogados han otorgado una “tregua” al Estado. Ojo, solo una tregua. La administración Castillo, cuyo ministro de Justicia lideró las reuniones, ha aceptado la “tregua”. Se impone la autoridad comunal, bajo la sombra de los asesores. 

Como si los conflictos alrededor de la minería se tratasen como un escenario de guerra, hoy las soluciones no son completas, integrales, sino treguas ligeras. Vale decir que estas treguas pueden ser rotas e incumplidas (como en la guerra) en cualquier momento. ¿Cuál es la garantía para que Las Bambas pueda continuar con sus operaciones en eso llamado “paz social”? ¿Un acta? ¿La palabra de los dirigentes de estas seis comunidades? ¿Sus firmas? No, nada de eso ya sirve. En las zonas mineras ya no hay garantías de nada. Salvo del dinero, de la renta que los comuneros dicen que deben recibir a perpetuidad (por parte de las mineras) porque esa es su tierra. Lo exigen.

El problema ya no es el antiminero; es decir, el comunero que se opone al desarrollo de la inversión minera allí en la puna. El problema (en Challhuahuacho, ojo) es que algunos de estos comuneros utilizan esta característica (la de comunero) para victimizarse y sobre todo para chantajear. Se asociaron con organizaciones no gubernamentales, con abogados de pacotilla y con dirigentes políticos. Las mineras modernas sobreviven en un escenario de baja institucionalidad. Las mineras de clase mundial operan en un escenario donde el pacto social apenas se sostiene.

Las zonas mineras están convulsas hoy. No hay Estado de derecho, no hay orden; una parte de la autoridad la rige el Estado, de manera precaria, y la otra las mafias de la minería ilegal. En todo el sur minero, o en todo el Perú, hay una fiebre minera, de mineros artesanales e ilegales. Vale hacer la distinción entre ilegales y artesanales. No son lo mismo. 

Les decía, ¿cuánto tiempo pasará para que las Las Bambas, Cuajone u otra mina vuelva a arder? ¿Cuánto? ¿Un mes, dos meses, tres meses? No se sabe. Lo único que se sabe es que este gobierno solo da treguas. 

El conflicto ya giró hacia otro lado. Ahora es una abierta competencia entre el capitalismo informal (o ilegal en algunos casos) y el capitalismo formal, de clase mundial. En la alianza contra la minería moderna están ahora todo tipo de intereses; ahora se suman los artesanales informales por un lado, y los ilegales por otro. En Huancuire, una de las comunidades que invadió la propiedad de Las Bambas, algunos de los comuneros hacen minería informal. 

El detallito es que no se sabe qué viene. Qué más viene adelante. El gobierno prometió nacionalizaciones y estatizaciones. Y si no lo cumple vendrá otro que las vuelva a prometer. Y así sucesivamente.

Iván Arenas
10 de junio del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

De la minería ilegal al “compromiso histórico”

Columnas

De la minería ilegal al “compromiso histórico”

Estamos en Italia, en 1976, el llamado “Compromiso Histór...

01 de mayo
El fujimorismo y las “maras”

Columnas

El fujimorismo y las “maras”

Estimado lector: en esta aproximación temeraria –qu&eacut...

24 de abril
¡Ley para la agroexportación, ya!

Columnas

¡Ley para la agroexportación, ya!

Días atrás, en un acto absolutamente contraproducente, e...

17 de abril

COMENTARIOS