Iván Arenas

El fujimorismo ¿nunca muere?

No tiene un proyecto político para el Perú popular

El fujimorismo ¿nunca muere?
Iván Arenas
14 de noviembre del 2018

 

En una entrevista que se le hiciera al nobel Mario Vargas Llosa, sostuvo que el fujimorismo —Fuerza Popular— estaba en un franco “proceso de extinción”. No obstante que todos los vaticinios del nobel con respecto a la política peruana han sido los más desacertados (así como su apoyo a Toledo, Humala y PPK) es cierto que hoy un sector de políticos, medios y periodistas ya empiezan a sostener que el fujimorismo se encuentra en caída libre, y algunos, como Vargas Llosa, hasta lo consideran a un paso de la desaparición. Como es obvio, los congresistas naranjas han respondido con la vehemencia del caso. En fin.

Ahora, una verdad más grande que una catedral es que los yerros propios de Keiko Fujimori —y sus asesores de primaria—, que no supo gestionar el poder; y una bien montada estrategia de todo el arco antifujimorista (con periodicazos, brazos legales, juicios políticos, medios, periodistas) han logrado el debilitamiento de Fuerza Popular. En esos pocos días de su salida y su regreso a prisión, Keiko entregó el mando de Fuerza Popular a un sector de la vieja guardia. Esos días fueron cruciales, porque ante la caída de la reina, el caos y el desorden se apoderaron del tablero; y hasta hubo amagues de una ruptura total del movimiento naranja, sobre todo en el Congreso, con Salaverry a la cabeza. ¿Qué sucedió? Pues, como decíamos, un sector de la vieja guardia tomó el control del asunto. De allí que Luz Salgado asumiera la secretaría general del partido y Tubino la vocería en el Congreso.

Como Tubino es un ex militar, está preparado para la “guerra por otras vías”. A juicio del suscrito, es evidente que en la bancada naranja hubo un acto de sinceridad —liderado por Tubino— que se asemeja al de los Trece de la Isla del Gallo: quién quiera irse que se vaya de una vez, habría sido la advertencia.  Si eso ha sido así, entonces hoy se ha consolidado un nueva “vieja” guardia, con Letona, Torres, Bartra, Saavedra, Beteta y otros. Solo Petrozzi abandonó el barco, y el fujimorismo en el Congreso aún se mantiene compacto como más de 60 parlamentarios.

Sin embargo, la cosa no queda allí. Uno de los más grandes yerros del fujimorismo ha sido no conformar un partido de derecha popular, con ideología y programa. La realidad es que ante una pequeña marejada se evidencia que el partido aún está pegado con babas y que es apenas una suma de personajes. Los viejos políticos con doctrina suelen decir que la ideología siempre es lo primero, porque mantiene la  unidad de la causa. Fuerza Popular no solo desperdició su poder, además renunció a transformar el país porque no tiene un ideología que proyecte al Perú Republicano en esa transformación. ¿Dónde quedó por ejemplo, el “capitalismo popular” y la representación política —en serio— de ese mundo emergente ancho y ajeno?

Quizá debemos recordar que Cambio 90, con Alberto, fue una agrupación en la que convergieron apristas y antiguos marxistas que conocían al detalle las letras pequeñas de la política. Eso ayudó a que el fujimorismo sea un movimiento que por primera vez en la historia de la república unificó al Estado, los empresarios y el pueblo plebeyo (la guerra contra terrorista) una experiencia que ni siquiera en la guerra con Chile había sucedido. Que luego haya devenido en una experiencia autoritaria es harina de otro costal.

Es difícil asegurar que el fujimorismo va camino a la extinción, o compararlo con el odriismo (como alguna vez lo hizo también el nobel), porque a diferencia del odriismo, el fujimorismo tuvo dos aciertos históricos: las reformas de mercado y la derrota del terrorismo, dos hitos relevantes y que desataron las fuerzas productivas.  Pero no hay, como decíamos arriba, ese proyecto político del fujimorismo que represente, sin dudas ni murmuraciones, al Perú plebeyo y popular.

¿Pero cuál sería la peor amenaza contra Fuerza Popular? No son los medios, los periodicazos ni la componenda político-legal. La amenaza es que emerja un movimiento en su ala derecha y un líder tipo Bolsonaro. Si ello ocurre es posible que Fuerza Popular se debilite aún más.

 

Iván Arenas
14 de noviembre del 2018

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