Alejandro Arestegui
El fin del falso milagro alemán
La economía más grande de la Unión Europea podría entrar en crisis muy pronto
Es un hecho indiscutible. Europa lleva años sumida en una falta de innovación y en un crecimiento cada vez más lento y con cifras muy pobres. Alemania, la economía más grande de toda la Unión Europea, no es la excepción a este fenómeno y está presentando un retroceso sin precedentes en el crecimiento de su economía. Ya que muchos estatistas y defensores del intervencionismo estatal en la economía vendían a Alemania como un “paradigma de un estado grande pero eficiente”, las cifras y la propia realidad económica y social del país nos llegan a pensar lo contrario. Abordaremos a través de un interesante libro salido recientemente cuáles son las perspectivas a futuro para Alemania.
Algo que afectó duramente el orgullo de los alemanes durante los últimos años es que su estatus de la economía más fuerte de toda la unión europea está en riesgo. Todos los indicadores económicos demuestran debilitamiento desde hace muchos años en su economía. Años atrás se conocía a Alemania como uno de los titanes exportadores de bienes industriales. Lamentablemente y pasado los años Alemania se ha rezagado y ha quedado atrás respecto de otros países como Estados Unidos o China. La otrora era en la que Alemania ostentaba el dominio parece haber desaparecido. Acontecimientos como el Brexit, los aranceles de Trump, la invasión rusa de Ucrania y la transición de China de comprador a competidor han afectado negativamente para el modelo económico alemán.
Un interesante libro que nos permite abordar la decadencia de este modelo la tinta y socialdemócrata ese libro “Kaput” (que curiosamente significa roto o malogrado) cuyo autor, Wolfgang Münchau, es economista, director de EuroIntelligence y antiguo redactor del Financial Times. Él afirma contundentemente que el atraso de Europa y Alemania en particular se debe a la completa falta de innovación en tecnología. Pasando por deficiencias en la industria de la telefonía y las redes, así como la ausencia de medios de pago electrónicos, demuestran el atraso de la nación frente al resto del primer mundo.
Münchau afirma que este retroceso se ha ido gestando a lo largo de varios años. Las decisiones más perjudiciales se produjeron durante el prolongado mandato de la ex canciller social cristiana Angela Merkel. Durante la década de 2010, Alemania aumentó su dependencia del gas ruso, disminuyó las inversiones en fibra óptica e infraestructura digital y aumentó su dependencia de las exportaciones. «Es un modelo que quedó obsoleto por diversos factores». Münchau afirma que, a pesar de ser alabado como líder del mundo occidental, hubo una ausencia de cambios económicos significativos y un énfasis indebido en la política exterior, lo que obstaculizó la innovación y la estrategia económica a largo plazo.
Las industrias más potentes de Alemania, tales como la industria de metales pesados, la química y la siderúrgica pasan por pésimos momentos, sobre todo por la ausencia de algunos componentes que necesariamente deben ser importados. El sector automovilístico, la joya de la ingeniería alemana, es otro de sus graves problemas, pues está quedando atrás en la competencia frente a mercados como el estadounidense o el asiático. A pesar de que estos problemas se han gestado durante décadas, a estos problemas se suman también la crisis política que se acaba de gestar recientemente. Este mes, el gobierno de coalición dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz se ha desintegrado, lo que ha provocado la ausencia de presupuestos generales y la necesidad de celebrar nuevas elecciones en febrero de 2025. ¿Cómo es posible que una de las naciones tecnológicamente más avanzadas de la Tierra se haya quedado atrás?
Esta conversación que Wolfgang Münchau mantuvo con la BBC de Londres examinó las múltiples variables que han llevado a la principal economía de la eurozona a esta difícil fase. Alemania posee actualmente una economía caracterizada por un crecimiento mínimo, algo que hace décadas parecía imposible. ¿Qué ocurrirá en Europa? Europa entera está abocada a sufrir dificultades. Sin ir muy lejos hace unos meses el antiguo presidente del banco central europeo, Mario Draghi, elaboró un informe bastante desalentador acerca de la realidad económica europea. Alemania, antaño motor del crecimiento, está ahora políticamente menos inclinada a proporcionar medidas de apoyo sustanciales a la UE debido a su estancamiento. La nación es un importante contribuyente neto a su presupuesto comunitario (sobre todo en los países que desde hace una década reciben ayudas de Bruselas). Sin embargo, el estancamiento de Alemania la hace menos fiable para la financiación de la UE en comparación con niveles anteriores, y puede mostrar vacilaciones a la hora de financiar el conflicto en Ucrania.
Sin crecimiento, no hay capacidad fiscal suficiente para aumentar el presupuesto. En consecuencia, el nuevo gobierno tendrá que tomar decisiones difíciles que están interrelacionadas unas con otras. ¿Hay alguna nación capaz de suplantar a Alemania como motor de Europa? Se antoja muy difícil, sobre todo por razones demográficas: Alemania tiene 85 millones de habitantes de los 500 millones de la Unión Europea, y su PIB supera en una quinta parte al de la segunda economía de la UE (la también debilitada Francia de Emmanuel Macron).
Después del denominado “milagro económico alemán”, surgido a partir de 1948 y teniendo como base el ordoliberalismo pregonado por el ministro y canciller Ludwig Erhard, el modelo alemán se volvió cada vez demagógico y se convirtió en el nefasto eslogan conocido en nuestros países como “economía social de mercado”. La década de 1980 a 1990 fue especialmente difícil debido a la considerable carga financiera de la reunificación alemana. Sin embargo, en 2005 comenzó una segunda fase que se prolongó hasta 2018 aproximadamente. Alemania vivió una época de éxito entre 2005 y 2015, conocida como el “milagro alemán moderno”.
Los factores que contribuyeron a este logro fueron las reformas del mercado laboral aplicadas por el Canciller Gerhard Schröder en 2003, que dieron lugar a una moderación salarial, con gas barato procedente de Rusia y la desregulación del transporte marítimo y de contenedores. Además, existe una fuerte demanda de productos industriales alemanes por parte de economías en rápida expansión como China e India. ¿Qué significa la conclusión del segundo auge alemán? Las cifras y estadísticas dadas son observables sobre 2018. Sin embargo, ha sido un proceso gradual, cuyos orígenes se remontan a muchos años atrás. Alemania se hizo muy dependiente de un número limitado de industrias, sobre todo del sector del automóvil. Es algo poco común.
Grandes naciones como Estados Unidos, China, Brasil y Japón poseen industrias muy diversificadas. No dependen de una o dos. Alemania creció con una gran dependencia de los vehículos, los productos químicos y la ingeniería mecánica. Tres industrias de suma importancia para la economía alemana se han enfrentado a retos análogos desde 2018. La crisis en la industria en general se agravó por el encarecimiento de la energía, producidas sobre todo por la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, en el negocio del automóvil se produjo un resultado diferente: no innovó. No lidera el sector de los vehículos eléctricos. Siguió comercializando sus anticuados vehículos de combustible e invirtió en tecnologías inadecuadas.
Tesla y los fabricantes chinos lideran actualmente el mercado de vehículos eléctricos, pero las empresas alemanas van a la zaga. La fijación alemana en la industria subraya la incapacidad del país para reconocer que las economías occidentales contemporáneas están predominantemente orientadas a los servicios y no a la fabricación. Alemania posee una representación mínima (casi ínfima) en el sector de la inteligencia artificial. No ha acometido estas inversiones. Ese es el problema de una economía que debe especializarse en exceso. La alteración de la geopolítica también plantea un reto. Han confluido numerosos factores.
Sin lugar a dudas Alemania está atravesando por un periodo bastante complicado. Además del lento crecimiento y de un descenso en la cantidad y calidad de su industria, han surgido numerosos problemas sociales como el encarecimiento de la vivienda y un aumento considerable del paro (desempleo). Ante esto se requieren medidas sólidas, la inseguridad y las controversias sociales causadas por la migración masiva han sido tomadas por partidos como Alternativa por Alemania (AfD), sin embargo, es preocupante que parte de su plan económico sigue pasando por entregar ayudas a ciertos sectores, por tanto, no bajar el gasto público.
Por otra parte, en sus conclusiones del libro “Kaput”, el autor pareciera que hace una solapada propaganda subconsciente en favor del partido Verde alemán, pues el autor es partidario de una renovación energética que pase por la energía sustentable. Esto considero que es un craso error, una energía barata y eficiente que está al alcance de los alemanes es la energía nuclear, la cual lamentablemente ha sido satanizada y desprestigiada por los propios alemanes, en especial por los políticos de izquierda. En lo electoral se avecina una cómoda victoria del sector conservador, cuyas vertientes democratacristianas tendrán que cogobernar con AfD si desean implementar por completo su agenda, por otra parte, los liberales del FDP han mostrado una vez más su mediocridad y deslealtad al aliarse con los socialistas de Scholz para obtener el poder, obviamente serán castigados por el electorado.
Alemania presenta desafíos muy grandes, sin embargo, el pueblo alemán es tenaz y disciplinado. No en vano el país se recuperó con gran esfuerzo luego de dos guerras mundiales y puede reinventarse para seguir siendo uno de los actores principales en Europa. A diferencia de hace un siglo, ideologías nefastas que han infectado a Alemania como la cultura woke, el vicio del gasto público, la reducción por ley del horario laboral, la minimización del crimen causado por la migración ilegal y otros flagelos generalmente impulsados desde el estado son los principales desafíos que enfrentarán los alemanes en este nuevo periodo.
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