Raúl Mendoza Cánepa
El espejismo de la importancia
Yo importo, entonces existo
Recuerdo cuando solo teníamos el mundo escritural para “existir”. Quizás uno de los hechos más relevantes fue cuando, acabada la universidad, salió publicada mi primera columna en un medio impreso. Era como haber ganado el Nobel.
En la babel de nuestro tiempo, donde el ruido ensordecedor de las multitudes y la danza de las redes sociales nos arrastran, surge un concepto que busca anclarnos en la profundidad de nuestra existencia: el mattering. Un término anglosajón que, traducido al español, podría parecer tan simple como "importar". “Yo importo”, entonces existo. Ni Descartes ni Sartre lo hubieran previsto.
El mattering no es una mera cuestión de relevancia social, sino una búsqueda insaciable de reconocimiento. Es el anhelo de trascender estando en la mente de los demás. Es la aspiración de permanecer. Si ya encajar es un trabajo arduo, permanecer es una hazaña, ¿pero por qué habría de preocuparme del futuro y la fama?
Recuerdo cuando el nuevo director del medio donde escribía optó por sustituirme. Mi lugar en el mundo se hizo pedazos. Era dejar de estar presente, que es casi morir. Todo cambió con las redes sociales. Las columnas de ayer son los vídeovlogs o los podcasts de hoy, en un mundo que no lee.
No había aquello de “ganarte la lotería y hacerte de fama y giras mundiales” por filmar un breve bailecito monse. Ni la fortuna de llenar el Madison Square Garden y otros escenarios por soltar pavadas al aire, “hablaría huevadas” solo en privado sin hacerme célebre como Jorge Luna y Ricardo Mendoza.
La gente no solo odia leer, no soporta un video de diez minutos y le hace ascos a la cultura. La improvisación, el humor negro, la burla tienen más impacto.
En la era de los influencers, la fama se construye a golpe de clic y la popularidad se mide en seguidores, eso es todo. Y es fácil, solo arma tu podcast y si te la hueles bien por dónde la haces, das en el clavo. Aunque en tema serio, lo mejor que le pudo pasar a Fernando Llanos, periodista de América TV fue ser despedido. El truco es ir de frente a la pepa (argot periodístico). Hoy gana más en TikTok y lo conocen más. Los influencers ya no lloran, facturan. Igualan o superan a un programa político de TV, ¿Quién no quiere ser invitado al programa de Carlos Orozco y sus chicos en la RORO Network?
El mattering se ha convertido en una obsesión. Millones de personas anhelan ser vistas, reconocidas, admiradas. Buscan desesperadamente ese instante de gloria en el que el mundo entero parece girar a su alrededor.
El mattering actual es un concepto que nos interpela sobre cómo estamos manejando nuestras vidas. Es una invitación a buscar el propio camino, a construir un legado “loco”, erasmianamente loco, y a dejar una huella, pero sobre todo es una oportunidad para conectar cotidianamente con los demás.
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