Guillermo De Vivanco

El dictador y el demócrata

Uno de los grandes momentos de Luis Bedoya Reyes

El dictador y el demócrata
Guillermo De Vivanco
21 de marzo del 2021


El 30 de mayo de 1969 se inauguró la plaza Ramón Castilla, cuando ya ocupaba el poder el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada. En la tribuna se hallaba el general Juan Velasco Alvarado, presidente del Gobierno militar, y toda la junta militar, quienes siete meses antes habían derrocado y deportado al presidente Belaunde. La relación entre Velasco y Bedoya se había vuelto tensa. Luis Bedoya Reyes, quien como alcalde de Lima y ante el golpe militar había arriado la bandera de la municipalidad a media asta como señal de duelo civil, presidió la ceremonia.

Según cuenta en su biografía, cree que ante ese monumento pronunció su mejor discurso como alcalde de Lima. “(Ellos) habían exaltado hasta la glorificación una conducta castrense y constitucional que era en todo opuesta a lo observado por ellos cuando depusieron al presidente constitucional Fernando Belaunde Terry”. Cuando Bedoya bajó para tomar el micro se produjo un silencio tenso, ante la expectativa por escuchar su discurso. Bedoya empezó reconociendo que el homenaje a Castilla responde a que: “en sus palabras, en sus actos y en su conducta hay cosas dignas de ser exaltadas y de servir como ejemplo, de imitarse, de vivirse y de perennizarse”. Acto seguido se preguntó: “A cuál de las facetas excepcionales de su personalidad es a la que se le rinde este tributo y este homenaje? ¿Acaso al joven militar que expone cien veces su vida en los encuentros de una etapa anárquica, que ha sido prisionero del adversario, humillado y vejado en tierra extraña?”. Continúa preguntándose: “¿O el homenaje es al hombre de Gobierno en cuanto fue capaz de organizar una República naciente, de darle consistencia a un país anarquizado por la guerra civil?”.

Han pasado 52 años de aquel memorable discurso en que Bedoya continuó resaltando la figura de Castilla delante de los militares golpistas. Dice, haciendo mención a su afán de organizar la República, que Castilla nos da el primer presupuesto con el que el país organiza sus finanzas, así como la estructura jurídica a través del primer Código Civil y Código Penal, y sobre todo la liberación de los oprimidos. Decreta la liberación del indio del tributo, y también que el negro esclavo debía ser manumitido, aun pagando el Estado el precio de esa libertad . Reflexiona Bedoya que también otros hombres hicieron algo como él y se pregunta “¿Por qué entonces rendimos este homenaje?”. Resalta que Castilla, el mismo día en que se proclamó Presidente de la República declaró: “El poder en mis manos será el poder de las leyes y de la nación. Y es necesario poner silencio a las balas para que solo se escuche la voz de los votos en las urnas”.

Termina Bedoya diciendo: “Porque Castilla era fundamentalmente un peruano, porque para él no había liberales ni conservadores. No prosperaba la lucha del serrano contra el costeño, del provinciano contra el limeño, del blanco contra el negro, del rico contra el pobre, del norte contra el sur; porque para él, desde el primer día de su Gobierno, sólo hubo un lema: unir al Peru por encima de sus desavenencias, evidenciando con la humildad de su gesto la grandeza de su espíritu”. Y mirando a Velasco le dice: “La ciudad recibe el monumento a Castilla; lo recibe para entregarlo enseguida a la custodia de nuestra Fuerza Armada. A la custodia no física, porque esa es labor de la policía, para entregarlo a la custodia de lo hondo y profundo de su mensaje y de su inmensa lección”.

Terminado su discurso, Velasco se acerca y abrazándolo le dice: “ Lucho, me has jodido pero has estado brillante” (Luis Bedoya Reyes: Joven centenario. Realidades de una vida. Págs. 490 a 497).

Gracias, tío Lucho. La tuya fue una vida de lucha. En la política antepusiste la doctrina al caudillismo; la ética y la moral como una condición natural, y no como virtud. En tu longevidad, que muchos alabamos, llevabas dentro del alma las inmensas pérdidas de haber sobrevivido a tus hijos Marisol, Lucho y Rosanita; y a tu compañera de vida, mi tía Laura. Hoy partes dejándonos un mensaje ad portas de una elección trascendental para el futuro del Perú: “Unir al Perú por encima de sus desavenencias”.

El mejor homenaje que le pueden rendir a Bedoya los candidatos en campaña es que en estas elecciones primen el respeto y las buenas formas. Confrontemos problemas y soluciones, y no agravios personales.

Guillermo De Vivanco
21 de marzo del 2021

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