Iván Arenas

El colonialismo, una boda y la desinformación

Las taras de una educación que alimenta el odio a España

El colonialismo, una boda y la desinformación
Iván Arenas
20 de abril del 2022


Días atrás las redes sociales explotaron cuando se difundió la noticia del matrimonio de la hija de Alfredo Barnechea, en la ciudad de Trujillo, con un español cuya familia ostenta títulos nobiliarios. ¿Qué sucedió? Con las primeras imágenes difundidas, en las que se veían a los novios haciendo el paseo nupcial por las calles de la ciudad de Trujillo, desde las redes sociales se criticaba la celebración de la boda con una representación de “esclavos” y con “mujeres indígenas de adorno”.

Las imágenes –malamente tratadas– mostraban un supuesto racismo y clasismo del nuevo matrimonio “aristocrático”. La periodista Jacqueline Fowks, de izquierda y corresponsal del influyente diario El País, escribiría luego que “un espectáculo de esclavos ambienta la boda de un ex candidato de derecha”. ¿A cuenta de qué cometió semejante desatino? 

Horas después y a medida que las aguas se calmaban, empezaba a surgir una verdad más grande que una cordillera. El nuevo matrimonio peruano-español, como una muestra del orgullo norteño, había representado en su boda las tradiciones de los antiguos moches (“La danza de la soga”, entre otras); y por supuesto, también el acervo de la Conquista española. No obstante, el daño ya estaba hecho. En las redes sociales, dominadas por un sector político y algunos periodistas y medios de izquierda, había ganado la percepción de una boda que celebraba el clasismo y el racismo de la “conquista española”. 

En el debate ya abierto, académicos de izquierda e intelectuales (del denominado “republicanismo” sobre todo) y periodistas criticaban a la boda que representa el todavía “racismo colonial e inherente de la aristocracia peruana”. El problema aquí es enorme. Algunos académicos e intelectuales han abonado durante años la victimización del mundo indígena, no obstante que ese mundo apoyó la unidad del reino contra las guerras y levantamientos secesionistas. El Perú hoy es tanto español como indígena y si bien existió la conquista no se puede decir lo mismo sobre eso llamado “colonia”. En estricto, nunca fuimos una colonia sino una provincia más del Reino. Con privilegios y en su día la capital del imperio en el nuevo mundo.

Es necesario revisitar la historia, tanto de la Conquista como el Virreinato (o eso llamado colonia) y sobre todo exhumar el complejo proceso de la iniciación de la República, que fue uno de los peores negocios para el mundo indígena que perdió sus fueros e instituciones que mantuvieron durante 300 años.

Ese enorme complejo, reproducido durante años en la educación peruana, hace que no celebremos el proceso del Virreinato, recordemos la Conquista como un hecho histórico y que aborrezcamos con ahínco todo lo español, a pesar de que fuimos España. La boda de Belén, que quiso ensalzar un proceso histórico, reveló las taras y las consecuencias de una educación que alimentó el odio a España.

Iván Arenas
20 de abril del 2022

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