Eduardo Zapata

El bicho

Microorganismos nos enfrentarán a nuevas pandemias

El bicho
Eduardo Zapata
28 de octubre del 2020


Resulta más que ilustrativo que sea un agente microbiológico irracional el que –cual Hermes oportuno– advirtiese a la soberbia intelectual y racional del hombre que había un mundo que se estaba evanesciendo y otro, el electronal, un mundo nuevo por configurar.

Nos referimos, claro está, al coronavirus. Una dramática pandemia global que nos ha recordado simultáneamente la futilidad de la vida, la vanitas o vacuidad de aquello de lo que muchas veces nos preciábamos. Y nos ha situado en la electronalidad de manera radical. 

No sé qué hubiese ocurrido con la mente de las personas si los efectos del llamado distanciamiento social (término que no me gusta, pues evoca y profundiza brechas: hubiera preferido distanciamiento físico) no se hubiesen atenuado por la activación de aplicaciones electronales que estaban allí pero que muchos no querían ver o simplemente desconocían. Evidentemente el daño psicológico ha ocurrido aun cuando los psiquiatras concuerdan no saber aún sus confines.

Nuestros amigos los dinosaurios alcanzaron a ser amos de la tierra aproximadamente 160 millones de años. De una tierra donde la vida había surgido más de 4,000 millones de años antes. Como vemos, la vida de los dinosaurios en la larga dimensión temporal fue más prolongada que los 150,000 años que tiene el hombre sobre la tierra. Los dinosaurios desaparecieron por la caída de un meteorito, por un factor externo e incontrolable. Sin embargo, las amenazas que acechan al hombre parecen hoy provenir de él mismo y su soberbia. De él mismo y sus ansias de poder. De él mismo y su acumulación egoísta de riqueza. 

Es el hombre el que ha creado el coronavirus y lo ha transportado. Y es el hombre el que viene propiciando un cambio climático acelerado que ha de traer consigo el derretimiento de los hielos o la elevación de los mares. Y con el derretimiento de los hielos volverán a la vida una serie de micro organismos o bichos absolutamente desconocidos que nos enfrentarán –más que seguro– ante nuevas pandemias. 

En los ochentas la Antártida perdía más o menos 40,000 toneladas de hielo al año. Desde el 2009 y de manera creciente se pierden 280,000 toneladas anuales. Que el hombre de Vitruvio y un cartesianismo deshumanizado (o un humanismo domesticador: Sloterdijk dixit) no nos impidan ver las amenazas a las que nos enfrentamos y la fragilidad de nuestra vida.

Que la expresión ´nueva normalidad´ no evoque regresar al ayer. Pues es esa normalidad la que nos está causando muchos problemas. Y ahora estamos ya transitando a la inteligencia artificial. Tal vez ese enfrentamiento nos haga darnos cuenta de qué es realmente lo humano. Ciertamente no es la vanitas.

Que el cambio climático no se convierta en bandera política. Es un asunto de supervivencia. Y todos nuestros esfuerzos por construir un nuevo ordenamiento político, social y económico han de implicar una reconversión de todos y cada uno de nosotros en lo que se refiere a nuestro vínculo con el medio ambiente.

Eduardo Zapata
28 de octubre del 2020

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