Arturo Valverde

El arte de tenderse en la cama

Un fragmento del libro “la importancia de vivir”

El arte de tenderse en la cama
Arturo Valverde
20 de enero del 2022


Es de noche, y tal es mi deseo de irme a la cama que he recordado un pasaje del libro
La importancia de vivir (1937) del escritor Lin Yu Tang (China, 1895-1976). En este, hay un fragmento precioso, entre otros, que su autor titula: “De tenderse en la cama”, y que me gustaría compartir con ustedes. Dice Lin Yu Tang:

Sorprende ver cuán pocas personas tienen conciencia de la importancia del arte de tenderse en cama, aunque en realidad, a mi juicio, las nueve décimas partes de los descubrimientos más importantes del mundo, tanto científicos como filosóficos, son realizados cuando el hombre de ciencia o el filósofo se halla acostado en su cama, a las dos o a las cinco de la mañana.

Algunos se acuestan de día y otros se acuestan de noche. Me refiero a la vez a acostarse, a tumbarse o tenderse física y moralmente, porque los dos aspectos coinciden. He notado que quienes convienen conmigo en la creencia de que estar tendida en cama es uno de los más grandes placeres de la vida, son los hombres honestos, en tanto que quienes no creen en la bondad de tenderse en cama, son mentirosos, y en realidad están mucho tiempo tumbados de día, moral y físicamente. Quienes se tienden de día son los que persiguen la elevación moral, los maestros de jardín de infantes y los lectores de las Fábulas de Esopo, en tanto que quienes admiten francamente que se debe cultivar conscientemente el arte de tenderse en cama son los hombres honrados, que prefieren leer cuentos sin moraleja, como Alicia en el país de las maravillas. ¿Cuál es, pues, el significado de tenderse en cama, física y espiritualmente? Físicamente, significa retirarse consigo mismo, cerrarse al mundo exterior, cuando uno asume la postura física más indicada para el descanso y la paz y la contemplación (…)

En realidad, muchos hombres de negocios que se vanaglorian de marchar a gran paso por la mañana y la tarde, y de tener siempre ocupados tres teléfonos en el escritorio, no alcanzan a comprender que podrían ganar el doble de dinero si se dieran una hora de soledad, despiertos, en la cama, a la una o aun a las siete de la mañana (…) Allí, cómodamente estirado o encogido, en pijama, libre de la picante ropa interior de lana o la irritación del cinturón o los tiradores, y de la sofocación de los cuellos y los duros zapatos de cuero, cuando los dedos de los pies están emancipados y han recobrado la libertad que pierden inevitablemente durante el día, puede pensar la verdadera cabeza de los negocios, porque solamente cuando están libres los pies se halla libre la cabeza, y solamente cuando está libre la cabeza es posible pensar de verdad (…)

Pero para el pensador, el inventor y el hombre de ideas, significa aún más tenderse en la cama durante una hora. Un escritor puede obtener más ideas para sus artículos o su novela en esta posición que sentándose tercamente ante el escritorio toda la mañana y la tarde. Porque allí, libre de los llamados telefónicos y de los visitantes bien intencionados y las comunes trivialidades de la vida cotidiana, ve la vida a través de un cristal o de una cortina de cuentas (…).

Los dejo con esta reflexión hasta el próximo jueves. Yo, por mi parte, queridos lectores, me voy a cultivar el arte de tenderme en mi cama.

Arturo Valverde
20 de enero del 2022

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