Iván Arenas
El Apra y la modernidad popular
La posibilidad de que las clases medias y populares participen en política
La reciente noticia que el JNE inscribió de manera oficial al Partido Aprista Peruano representa, en primer lugar, el resultado de un gran trabajo organizativo, de bases y dirigentes, tanto intermedios como principales. No obstante, ahora el inscrito Partido Aprista pasa a otro escenario, en el que tiene varios objetivos; entre ellos, convertirse en una fuerza atractiva, representativa y potente con aspiraciones electorales importantes. De allí surge la siguiente pregunta, ¿cómo lo logrará?
A juicio del suscrito, el aprismo debe mirar no solo la política sino también la sociología nacional. En ese sentido, el Apra debe representar a ese mundo popular, plebeyo y emergente, hoy sin representación política. Vale recordar que el aprismo, desde su génesis –allá por las primeras décadas del siglo pasado –representó a los sectores plebeyos que emergieron en el marco de un crecimiento económico y de un aumento del tamaño del Estado. De allí que Haya de la Torre haya tenido una lectura sagaz de la política y haya formado un partido policlasista, antileninista, de trabajadores manuales e intelectuales, de clases medias emergentes y del mundo popular obrero y agrario.
Pero el tema no queda solo allí. El Apra y el aprismo fueron el vehículo de modernidad y de transformación política a la que los sectores plebeyos y populares tuvieron acceso por primera vez. Los desgastados partidos de la mal llamada república aristocrática pertenecían a un régimen en el que el acceso al poder y a las decisiones políticas le pertenecían a una élite. No obstante, el Apra abrió la posibilidad de que las clases medias y populares puedan ejercer el derecho político.
Asimismo, el Apra, en su tiempo y su espacio, propuso un plan de modernidad de las estructuras del Estado y la sociedad. En ese contexto, el Apra pudo vertebrar políticamente un país de norte a sur; en costa, sierra y selva. El proyecto de modernidad popular que propuso Haya de la Torre fue tan importante que por primera vez se pudo hablar de un partido de masas.
Hoy no hay ninguna fuerza política en clave nacional que represente al mundo popular, plebeyo y emergente. Tampoco se ve a algún partido que presente y proponga un proyecto de modernidad popular, un proyecto de peruanidad, democrática, republicana, y sobre todo que provenga de abajo y vaya hacia arriba de la sociedad. Un proyecto que radicalice la democracia.
Los últimos acontecimientos en las regiones del sur nos dan señales de que algo ocurre: los partidos y movimientos zurdos están libres, imponiendo sus relatos grupales, identitarios y sectarios con poca oposición y sin diques de contención. Y sobre todo sin propuestas políticas ni programáticas para estas clases medias regionales y plebeyas.
El Apra, la modernidad popular y la radicalización de la democracia deben ser propuestas que, a diferencia de la pasividad de los grupos liberales adscritos a Lima, no solo mire al Estado como un mero instrumento de eficiencia, sino también como una totalidad de la razón política moderna.
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