Iván Arenas

El antifujimorismo pasional

Apela a amenazas que hoy no existen y probablemente nunca existieron

El antifujimorismo pasional
Iván Arenas
25 de mayo del 2021


El pasado domingo el equipo técnico de Fuerza Popular barrió a su similar de Perú Libre, demostrando que la candidata Keiko Fujimori tiene un proyecto político para este momento álgido del Perú. Y aunque eso debería generar un apoyo masivo hacia la candidata naranja, a la apuesta de un equipo técnico serio, competente y riguroso, nada está dicho. Y a casi diez días de la segunda vuelta, continuamos con la incertidumbre y el riesgo. 

Lo que sucede es que el antifujimorismo se ha convertido en una pasión militante y permanente que no tiene asidero racional. Es cierto, uno puede ser opositor acérrimo del fujimorismo según las reglas de la convivencia política; sin embargo, lo que sucede ahora es que esa oposición ha transformado al adversario en enemigo. Tenemos una condición schmittiana de la política, donde no existe tolerancia por parte de todo el arco antifujimorista.

La política, como el comercio, se inventó para evitar las guerras. El arte de la política está también en la capacidad de conversar o llegar a acuerdos o consensos con quien no te gusta; pero en las actuales circunstancias el antifujimorismo es tan cerril que no admite oportunidad para si quiera reconocer a Keiko como una adversaria legítima. 

Se me dirá que existen argumentos veraces para oponerse al fujimorismo. Yo les responderé que sí, que claro que existen. Como argumentos de sobra existen para oponerse a la izquierda marxista en todas sus variantes. Pero de esto se trata el juego de la política y lo político: del reconocimiento de un adversario que tiene la legitimidad. 

Pedro Castillo tiene muchas debilidades; entre ellas representar a un sector radical del marxismo, y no tener plan, proyecto ni equipo para lo que necesita el país. Pero aún así, profesionales, gente muy informada, intelectuales y académicos que se creen muy cultos y preparados insisten en apoyarlo. ¿Cómo explicarlo?

El antifujimorismo es irracional porque apela a un miedo que no existe y probablemente nunca existió. Se dice que Keiko se quedaría todo el tiempo que quiera en el poder; sin embargo, la candidata no solo ha ratificado no pretender eso, y además es imposible que ello ocurra. Quien tiene un proyecto para quedarse el tiempo que “el pueblo decida” es Castillo.

Allí es donde voy: lo que en principio debería ser una deducción racional se vuelve una pasión que no tiene ningún rigor ni sustento, y que solo se explica por el apasionamiento febril. La conducta irracional genera emociones irracionales, y ello se refleja en un cartel que leí por allí, donde se leía “Keiko asesina y criminal”. Alucinante.

Cuando se insiste en que el gobierno de Alberto Fujimori implementó una política de esterilizaciones forzadas y que a pesar de todas las evidencias se demuestra que no es cierto; o cuando se dice que robó US$ 6,000 millones (¡dónde podría meter todo ese dineral!), que tampoco se ha probado, de lo que hablamos es que las narrativas se han desarrollado con gran potencia. Es como un cuadro de ansiedad generalizada, que se crea y se recrea mientras exista el miedo.

Para el debate del domingo el fujimorismo debe apelar ya no a la conducta racional de un gran sector del país, sino a esa conducta irracional instalada.

Iván Arenas
25 de mayo del 2021

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