Cesar Gutierrez
Economía en alerta ante nueva mayoría congresal
Incremento de Impuestos y Banco de la Nación dejando rol subsidiario
La reciente votación en el Congreso sobre la moción de vacancia presidencial ha confirmado que los partidos Acción Popular (AP), Alianza para el Progreso (APP) y Podemos Perú (PP), son aliados del Gobierno, dejando a la oposición con un voto consecuente pero insuficiente de 46 votos, sobre 130 existentes.
No es que se exagere por una votación en particular, el comportamiento de los congresistas de estas bancadas –con sus tres excepciones: Chiabra, Echaíz y Anderson– ha mostrado siempre una vocación gubernamental. A esto hay que agregar que las fisuras que se habían visto en Perú Libre parecen haberse saneado. En este contexto es oportuno evaluar ¿qué es lo que puede venir en la economía?
Para empezar, antes de finalizar el presente mes doy por hecho que se le aprobará al Poder Ejecutivo las facultades legislativas solicitadas. Allí se le dará carta libre para el incremento de impuestos a la minería y para que el Banco de la Nación deje su rol subsidiario y se ponga a competir con la banca comercial.
La promulgación de las dos medidas señaladas se dará en el primer cuatrimestre del próximo año, y desde ahora se puede predecir una fuerte retracción en la inversión minera. Se ejecutará solo lo que ya está en marcha. Una muy mala noticia, pues lo que se necesita es un incremento de la inversión privada para generar crecimiento, pronosticado del orden de 3.4% para el 2022 y que ha sido materia de crítica –por magro– de parte de la directora del Banco Central de Reserva (BCR), Roxana Barrantes, profesional a la que no se le puede catalogar de neoliberal.
Los cambios producidos por el incremento de impuestos a las actividades mineras no será algo que pueda ver rápidamente el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) por tres razones: 1) la conflictividad social que acecha las operaciones y el desinterés del Ejecutivo por desactivarlas pueden devenir en disminución significativa de producción; 2) no se tiene certeza alguna sobre la cotización futura de los metales en el mercado internacional, tanto por el caso de la inmobiliaria china Evergrande, aún en problemas financieros no resueltos y los efectos de la nueva cepa Ómicron del Covid, que puede disminuir las expectativas de crecimiento de la economía mundial; y 3) de seguir la tendencia de buenos precios internacionales, habría que esperar el cierre del 2022 para saber los resultados que se suponen hoy como positivos. Si en este tema estaban buscando rédito político, no van a tener nada que mostrar en el corto plazo.
En el caso del Banco de la Nación, la pretensión de bajar la tasa de interés de la banca comercial haciéndolo que compita, está lejos de cumplirse. No tiene el despliegue tecnológico para atender a clientes que pudiesen migrar atraídos por el cobro de bajos intereses, ni tiene el fondeo necesario para hacerle frente a las cuatro entidades que lideran las colocaciones: Banco de Crédito, BBVA, Scotiabank e Interbank. Lo único que puede generar con el voluntarismo exhibido, es distorsionar el mercado y un conjunto de colocaciones de dudoso recupero.
Mientras se preparan para la promulgación de estas medidas, si la tendencia alcista del precio internacional de los combustibles continúa al menos en enero próximo, va a haber la tentación de modificar la Ley Orgánica de Hidrocarburos (Ley 26221), no para generar más inversión sino para regular los precios, hoy sujetos al mercado. Finalmente, lo que veremos entre febrero y marzo del 2022, es la designación de los presidentes de directorio de las cuatro reguladoras: Osiptel, Osinergmin, Ositran y Sunass. Si se maneja como se ha hecho con los ministros, nada bueno podemos esperar.
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