Carlos Adrianzén

¿Dos capitalismos?

Sobre el extraordinario desarrollo económico de China

¿Dos capitalismos?
Carlos Adrianzén
15 de junio del 2020

En tiempos en los que mucha gente se molesta cuando le piden que investigue algo –léase: que busque sobre y piense en– mostrar evidencia provocadora implica una acción cercana a la blasfemia. Les advierto que, en estas líneas, me dedicaré a ello. Y lo haré cuestionando una serie de ideas muy difundidas. Me referiré a ellas enfocando dos populares afirmaciones de Den Xiaoping, dictador de la República Popular de China desde 1978 hasta 1989. La primera referida al respeto a la propiedad privada y el funcionamiento del mercado (“No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”) y la segunda sobre ciertas peculiaridades políticas de la dictadura (“La planificación y las fuerzas del mercado no son la diferencia esencial entre el socialismo y el capitalismo, porque también se planifica bajo el capitalismo; la economía de mercado también tiene lugar bajo el [totalitarismo] socialista”). Me referiré aquí a ese cambio de reglas parcial que explicaría el, para muchos, extraordinario desarrollo económico de la República Popular China en las últimas décadas. 

Bajo esta perspectiva les advierto sobre mi predilección por los datos y por ciertos gráficos auto explicativos. Aquí, volveré a usar cifras de la base de Indicadores de Desarrollo Global del Banco Mundial (incluyendo sus últimos y severos ajustes pro China en términos de su Producto Bruto Interno pre Covid-19); de la Fundación Heritage y de la London House. Esto en aras a medir índices de Libertad Política, Libertad Económica y respeto a los Derechos de Propiedad Privada, respectivamente.

Haciendo esto, y refiriéndonos una vez más al aludido dictador chino –y parafraseando eso de que “deberíamos hacer más y hablar menos”– los invito a monitorear comparativamente la evolución de la libertad económica y el respeto a la propiedad privada entre la China y los EE UU en el lapso 2013-2020.

Así las cosas, las principales observaciones a destacar serían:

1. La data torturada muestra los avances relativos de República Popular de China en materias de Libertad Económica y respeto a las inversiones (Ver Gráfico N1). Note la parte derecha del gráfico, donde se registra las mejoras de la dictadura en el tratamiento de la propiedad privada. No resulta casualidad que el Perú reciba en dicho lapso influjos de Inversión Extranjera Directa equivalentes a apenas el 3% de lo captado por los chinos. Esto es lo que se destaca de la dictadura que habría optado por el capitalismo, y para algunos más desaprensivos, por el libre mercado.

2. La segunda observación (ver Gráfico N2) resulta en cambio palmaria y contrastaría eso de que -dados sus bajísimos niveles de Derechos civiles y Libertades Políticas- cuidadosamente hablando, la China Popular implica un régimen totalitario y no configura nada parecido a una economía de mercado, capitalista o libre. Y lo que va de la mano, no es sorprendente que un régimen de este tipo tenga la acotada performance económica que registra China en términos a su cercanía a altos grados de Desarrollo Económico. Esto es algo que algunos obvian –por simpatías o sesgos ideológicos- cuando analizan la confrontación de intereses económicos entre estos dos países.

3. A pesar de los tratamientos especiales recibidos por décadas, el PBI per cápita chino resulta equivalente a algo más de un décimo del de un norteamericano, se ubica grosso modo un 2% por encima del índice de Ilarionov respecto al Perú. A pesar de que su PBI borde el 60% del estadounidense, su producto por persona es pues el de una nación subdesarrollada. A pesar de su libertad económica y tratamiento a las inversiones, su baja Libertad Política le ha pasado una enorme factura. Hoy dista, mucho de ser una nación desarrollada (como contrata también el Gráfico N3).

4. Si el virus proveniente de sus laboratorios ha causado daño a la economía global, una proyección propia de los impactos prospectados del virus y la guerra comercial se dibuja en el Gráfico N3. Este bosquejo nos refiere a un año en pleno desarrollo.

5. El último Gráfico aquí contrasta el talón de Aquiles del éxito económico de la dictadura China. El construir un índice la Liberalismo –un promedio ponderado de los estadísticos de las tres variables aludidas- nos recuerda que el planeta puede empíricamente ser dividido en términos de riqueza o corrupción burocrática de acuerdo a sus grados registrados de Libertad Política, Económica y respeto a los derechos de Propiedad Privada. No es casualidad que las naciones marxistoides (con pírricos índices de libertad y de respeto a la propiedad privada) sean muy pobres y corruptas como Cuba o Venezuela. Y que lo opuesto se dé, retóricas afuera. Este ejercicio expone a la dictadura China lejos de lo que configura una nación libre, de mercado o –siquiera- capitalista. Acumular y crecer a alto ritmo, además de los derechos de propiedad y un alto grado de libertad económica, requiere un alto nivel de libertades políticas. Ese doloroso y traumático tránsito de la dictadura hacia una democracia republicana.

6. Tal como no hay ladrones a medias, o capaces a medias, no hay capitalismos a medias. Eso sí; matices hay. Existen semis, cuasis y plenos marxismos o liberalismos. A los términos medios, ubiquémoslos solo dentro de lo esperable. Una receta a medias, con suerte, cura poquito.

Carlos Adrianzén
15 de junio del 2020

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