Iván Arenas

¿Dónde está el “anti establishment”?

No necesariamente vendrá de alguna de las izquierdas

¿Dónde está el “anti establishment”?
Iván Arenas
11 de octubre del 2023


No obstante que falta un buen puñado de años para las elecciones presidenciales, ahora existe una especie de “silencio sísmico” político en las calles que podría advertir lo que va a pasar cuando llegue la hora de elegir al sucesor de Dina Boluarte. Si bien hoy no hay protestas violentas, manifestaciones, marchas multitudinarias contra el Gobierno de Boluarte o el Congreso, y no se convocan a “tomas” de Lima, este silencio sísmico, llegado el momento, causará tanto o más impacto como en las elecciones en las que se eligió de mandatario a Pedro Castillo.

Todo indica que la izquierda (que es la adversaria de Boluarte y que debería recoger la natural indignación ciudadana), tanto en el Congreso como en las calles, se ha quedado pasmada en una agenda de mínimos (asamblea constituyente y el cierre del Congreso) que no cuaja dentro de las necesidades más inmediatas y urgentes de la mayoría nacional. El encarecimiento del costo de vida, la inseguridad desbordada, la ineficiencia del Estado instrumental y el abismo entre el Perú oficial (del Congreso y el Ejecutivo) y las urgencias del Perú real concibe la irrupción, todo indica, de una propuesta “anti establishment” para las presidenciales venideras. 

Ahora bien, ¿pero dónde está ese anti establishment? Para hacer más propositiva esta columna dividiremos el anti establishment en tres aspectos: cultural, económico y político. Pero antes de la explicación vale indicar primero que el anti establishment puede venir de cualquier esquina, siempre y cuando sepa construir de manera discursiva su oposición al sistema. Es decir, no hay anti establishment sin un establishment previamente construido desde la narrativa y el relato.

Así, Alejandro Toledo fue un anti establishment político y cultural, sin embargo continuó con el modelo económico heredado del fujimorato. Pedro Castillo fue un anti establishment cultural, político y económico (a pesar de no hacer ninguna reforma al modelo). Antauro Humala se pregona anti establishment cultural, político y económico desde la nación biológica/racial. El mismo Vizcarra o Salvador del Solar podrían ser anti establishment políticos frente a Boluarte, el fujimorismo y el Congreso, que hoy son el establishment.

El fujimorato de los noventa fue una fuerza anti establishment frente al vargasllosismo y al aprismo. En suma, el anti establishment puede venir desde cualquier signo ideológico o político. Lo importante en toda la operación anterior es definir muy bien los contornos de eso llamado “establishment”. No hay blanco sin negro.

Entonces, el anti establishment que viene desde lejos podría impugnar el régimen político, cultural o económico. No necesariamente vendrá de las diversas izquierdas que, como líneas arriba indico, está pasmada y sin capacidad de articular a los actores sociales o políticos. Incluso podría venir desde la derecha, con un Bukele frente al imperio de la delincuencia, el soborno y la extorsión. O podría llegar desde el centro político o el denominado “caviarismo”. Anti establishment puede ser cualquiera. 

Como colofón vale decir también que en las últimas elecciones presidenciales siempre han ganado opciones anti establishment que se han unido al antifujimorismo. Estemos atentos.

Iván Arenas
11 de octubre del 2023

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