Cecilia Bákula

Don José de la Riva Agüero y Osma

El gran historiador, ensayista, escritor y político peruano

Don José de la Riva Agüero y Osma
Cecilia Bákula
03 de marzo del 2025

 

Este febrero se ha recordado con justicia la vida y obra de don José de la Riva Agüero y Osma. Deberíamos haber recordado esta fecha para reiterar reconocimiento a quien nació hace 140 años, el 26 de febrero de 1885. Hijo de José Carlos de la Riva Agüero y Riglos y de María de los Dolores de Osma, se trata de un personaje que inmerso en la vida intelectual principalmente, también en la actividad política, aportó mucho al Perú. Fue bisnieto de don José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, el primer presidente del Perú. Por la rama materna provenía de familia de alcurnia española y heredó así el título de marqués de Montealegre y Aulestia.

Fue desde muy pequeño una persona adelantada a su tiempo, especialmente dedicado al estudio y sobresalió desde sus años escolares, que transcurrieron en el colegio de los Sagrados Corazones Recoleta, ubicado en lo que ahora conocemos como la Plaza Francia de nuestra ciudad.

Ingresó muy joven a la Universidad de San Marcos, lo que nunca ha sido poca cosa pues se trata de la primeras universidad fundada en América como consecuencia de una decreto real, lo que tuvo lugar el 12 de mayo de 1551, mediante la orden expedida por el rey Carlos I de España y V de Alemania. San Marcos es, además, la universidad que a lo largo de su historia cuenta no solo con antigüedad y realeza, sino con gran prestigio. Allí, despuntó como alumno aventajado y desde un primer momento, mostró ser un apasionado por las ciencias jurídicas, la historia y la literatura. Así, su primer gran aporte de Riva Agüero a la cultura nacional fue su tesis de bachillerato, presentada en 1905 y a la que tituló “Carácter de la literatura del Perú Independiente.” Más adelante y en 1910, sustentó su tesis de doctorado a la que tituló “La historia en el Perú” y que se convirtió en un trabajo alabado por quienes eran los historiadores de entonces.

Este trabajo significó un gran paso adelante en lo que conocemos como el estudio de la historiografía nacional; Riva Agüero supera la narración política de los hechos y el mero recuento cronológico, para adentrarse en el análisis de lo que los investigadores de la generación anterior habían producido. No se trataba de una simple crítica, sino de una visión novedosa del conocimiento del pasado. Es decir que él realiza lo que llamaríamos “la historia de la historia” y por primera vez se ofrece un análisis sistemático y profundo de lo escrito hasta entonces en temas de historia del Perú, por grandes autores como Sebastián Lorente, Mariano Felipe Paz Soldán y Manuel de Mendiburu.

Riva Agüero estaría a horcajadas en el tiempo y un poco solitario respecto a la llamada “generación del centenario” y es por ello que sus aportes fueron realmente importantes por la postura que asume respecto al conocimiento del pasado y a la manera de estructurar la ciencia de la historia. Cabe señalar que fueron sus contemporáneos personajes del temple y valía de José Gálvez, Luis Fernán Cisneros, Víctor Andrés Balaunde y Ventura García Calderón.

En ese primer cuarto del siglo XX, él va a manifestar una ansiosa búsqueda por el dato exacto para hacer de su trabajo un referente necesario y confiable y en esa búsqueda, encontró, sin duda alguna, la esencia de la identidad nacional que surge como él indica, desde el momento mismo del mestizaje y por ello, el Perú nace desde ese momento y por lo tanto, es anterior en sí mismo al proceso emancipador.

Fue quizá, ese descubrimiento que le llevó en 1912 a emprender una aventura extraordinaria al iniciar un extenso recorrido por el Perú, con la idea de aprender de sus gentes, sus costumbres, geografía y realidad, pues conocer el país, no era un asunto de “academia” sino de contacto y descubrimiento, enfrentándose a la misma realidad de la diversidad, las distancias, las diferencias, las riquezas y el potencial del país, haciendo entonces un extenso recorrido por el sur y el centro del Perú, con una travesía que incluyó también el Cusco y Junín, llegando también a Ocopa.

Como resultado de ese viaje, editó “Paisajes Peruanos” que mostró, desde muchos aspectos, la distancia en el Perú, distancia geográfica, social y que de muchas maneras evitaba la integración y motivaba el desconocimiento pues quizá, poco se sabía de la historia de esos lugares y de la importancia y aportes de ellos a la construcción de nuestra Nación. El original del texto, contenido en hermosas carpetas y cuadernos manuscritos se conserva en el Archivo Histórico del Instituto Riva Agüero. En 2022, el académico Jorge Wiesse Rebagliati elaboró un extraordinario estudio sobre ese importante aporte de Riva Agüero, en una publicación aparecida en 2022 bajo el sello de la Editorial Iberoamericana Vervuert, como parte de la colección Biblioteca Indiana. Recientemente y conmemorando los 80 años de fallecimiento de don José y como una manera de celebrar también los 200 años de la victoria en Ayacucho, el Instituto Riva Agüero ha editado nuevamente la obra de Wiesse Rebagliati en una producción de necesaria lectura.

La obra académica de Riva Agüero supera por cierto esas publicaciones formales y sus aportes mantienen vigencia e importancia para conocer no solo nuestro pasado, sino el valor del conocimiento del mismo.

Fue amante de la política y le tocó vivir los años de la llamada República Aristocrática, que buscaba y requería líderes que pudieran transformar la dicotomía nacional, las distancias y trabajar por el futuro. Pienso que el haber visitado el Perú profundo de entonces, lo llevó a intentar un cambio radical para nuestra sociedad y así se empeña en dos propuestas políticas muy importantes: El partido Nacional Democrático fundado en 1915 y, posteriormente, el partido Acción Patriótica de 1935. Sin embargo, hay que señalar que entre ambos proyectos hubo una periodo de ausencia del país, durante el gobierno de Augusto B. Leguía. Regresó en 1930 y sin dejar la producción académica, asumió la alcaldía de Lima y ayudó activamente al gobierno del general Óscar R. Benavides, siendo parte de su gabinete ministerial hasta que asuntos principistas, a los que jamás claudicó, motivaron su alejamiento.

Desde 1932, se abocó al gran proyecto de su vida, o así lo entendemos algunos: la creación de la Pontificia Universidad Católica del Perú, a la que dotó de bienes y fortuna, con el ideal de que fuera un centro académico del más alto nivel y que propusiera y defendiera con ahínco y tenacidad los valores doctrinales de la religión católica.

José de la Riva Agüero falleció en Lima el 25 de octubre de 1944 y en reconocimiento a su vida y obra, generosidad y visión de futuro, el 18 de mayo de 1947, la Pontificia Universidad Católica del Perú creó el Instituto de altos estudios que lleva su nombre y que funciona desde entonces en la que fue su casa solariega en el centro de nuestra ciudad, propiciando la investigación y el estudio de nuestro país, su riqueza e historia.

Recordar su obra y mantener su memoria con gratitud, es un deber.

Cecilia Bákula
03 de marzo del 2025

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