Jose Antonio Torres
Después de 98 años, el APRA sigue vigente
Fue fundado por Haya de la Torre en México, en 1924

La fundación de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), el 7 de mayo de 1924, es un hito en la historia política de América Latina. Víctor Raúl Haya de la Torre funda en la ciudad de México, en un acto lleno de misticismo, lo que sería a lo largo del siglo XX un gran movimiento continental, apoyado en una doctrina que dialécticamente negaría al marxismo ortodoxo europeísta y que tiempo después se convertiría en la gran fuente de inspiración de partidos de frente único en todo el continente.
El fundador del aprismo, con solo 29 años de edad, en su condición de exiliado por la dictadura de Leguía, fue capaz de vislumbrar que políticamente nuestros pueblos debían emanciparse del yugo imperialista, de los militarismos y de las oligarquías nacionales. Y para ello era necesario construir grandes frentes de trabajadores manuales e intelectuales, sobre cuyos cimientos, y bajo el liderazgo de una nueva generación de latinoamericanos, para contar con sólidos partidos políticos, con el gran propósito de forjar democracias sociales de pan con libertad.
Haya de la Torre no solo fue un filósofo y pensador, sino también un gran político y organizador. Forjado en las luchas sociales por la jornada de las ocho horas en el Perú, había liderado el movimiento por la Reforma Universitaria, había sido protagonista en la histórica jornada del 23 de mayo de 1923, liderando a los estudiantes y obreros que en la ciudad de Lima se movilizaron contra la tiranía de Leguía. Víctor Raúl, entonces presidente de la Federación de Estudiantes del Perú fue deportado a Panamá, iniciando un periplo por el continente, levantando las banderas de una nueva generación de políticos latinoamericanos.
Cuando se fundó en México el APRA, aún el aprismo como doctrina estaba en proceso de formación ideológica. Sin embargo en un acto lleno de simbolismo se dirigió a la juventud mexicana, con la convicción de que nuestros pueblos eran capaces de construir su propio destino, sin pretender imponer tiranías de partido único o de clase.
El APRA desde su etapa fundacional siempre abogó y defendió la libertad, como valor superior y desdeñó cualquier atisbo de dictadura. Cuando en agosto de 1931 Víctor Raúl retorna al Perú para encabezar la campaña a la presidencia de la República, el Partido Aprista Peruano había sido fundado (un 20 de septiembre de 1930) por una pléyade de trabajadores manuales e intelectuales. La campaña de 1931, fue la expresión más cabal de la organización del pueblo, bajo el liderazgo de un líder continental; siendo la gran manifestación de la Plaza de Acho un hito en la historia política nacional. El Discurso Programa del 23 de Agosto de ese año pronunciado por Haya de la Torre ante decenas de miles de manifestantes, fue la más cabal demostración de que un movimiento con doctrina y con programa estaban dispuestos a convertirse en el gran partido de la historia nacional. El Perú luego de haber transitado por militarismos, por la derrota en la infausta Guerra con Chile, por sucesivos gobiernos civilistas, por la llamada República Aristocrática, por la promesa de una "Patria Nueva" acuñada por Augusto B. Leguía; encontró un instrumento de transformación en el aprismo.
La historia política nacional no puede ignorar al APRA como movimiento y al aprismo como partido político; por ello a pesar de las largas persecuciones, proscripciones, exilios o prisiones de nuestros militantes; el aprismo supo resistir a todo tipo de dictaduras a lo largo del tiempo. Desde la generación de los fundadores, desde la primera Federación Aprista Juvenil en 1934, siguiendo la generación de 1945, 1956 y la de los años sesenta, incluyendo la generación del presidente Alan García de los años setenta y en las posteriores etapas que ha tenido que afrontar
el aprismo en su larga y aciaga vida; nunca su militancia ha declinado en su mística y entrega por un ideal superior.
El APRA como doctrina ha sido la inspiración de grandes partidos latinoamericanos que asumieron tareas de gobierno en diversos países. Haya de la Torre a lo largo de más de medio siglo fue un referente político y un agudo estudioso de la realidad internacional. Desde sus primeras obras "Por la Emancipación de América Latina" y el "Antimperialismo y el APRA" demostró como filosófica y políticamente era posible negar dialécticamente al marxismo decimonónico o al leninismo revolucionario. Víctor Raúl Haya de la Torre supo proponer un antiimperialismo constructivo, proponiendo que un Estado Antimperialista debía saber tratar con el imperialismo, toda vez que a diferencia de Europa y Norteamérica, en nuestros pueblos el imperialismo constituía la fase inicial del capitalismo.
El APRA próxima a cumplir su primer centenario, tiene una tarea inmensa por cumplir, en una América Latina que debe comprender que no tiene sentido sacrificar la libertad en la búsqueda de la justicia social. En la línea de Haya de la Torre es el momento de afirmar políticamente nuestra lucha contra el llamado "socialismo del siglo XXI" que pretende bajo un neomarxismo y demagógicas posturas refundacionales, sentar las bases de gobiernos autoritarios.
Haya de la Torre, estoy seguro sería hoy un tenaz opositor a los partidos adscritos al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla. Cuando en los años sesenta la Revolución Cubana, con financiamiento de la URSS pretendía seducir a la juventud latinoamericana o cuando el gobierno de Salvador Allende en Chile en los años setenta impulsaba un proyecto político bajo la nefasta influencia cubana; Víctor Raúl advirtió que la experiencia de la Unidad Popular fracasaría y que Cuba estaría sometida a una larga tiranía. Hoy el APRA, superando todo tipo de avatares, debe liderar la lucha contra el gobierno de Pedro Castillo signado por la corrupción, una manifiesta incapacidad para gobernar e inspirado en un proyecto político autoritario urdido desde el exterior.
La tarea histórica del APRA de unir a nuestros pueblos, bajo la bandera de la libertad y la justicia social, no ha cesado. Hoy, 98 años después de la fundación del APRA, renovemos nuestro compromiso por construir una democracia de Pan con Libertad. No olvidemos que el APRA nunca transigió con ningún tipo de dictaduras. El APRA sigue vigente.
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