Arturo Valverde

Después de 199 años

La perjudicial política del enfrentamiento

Después de 199 años
Arturo Valverde
29 de julio del 2020

En esta ocasión no me centraré en la fracasada adquisición de tablets para nuestros niños y niñas en todo el país, lo que para muchos es prueba de ineficacia. Incluso ignoro si este y otros temas serán considerados por los congresistas en el momento que decidan otorgar o no la confianza al gabinete ministerial. Me gustaría centrarme en otro aspecto que considero que ha sido una constante en estos últimos años: el enfrentamiento.

Cada cinco años la elección de nuevas autoridades representa el triunfo de la democracia; pero también una nueva oportunidad para trazarnos metas y objetivos claros, que estén principalmente orientados a remediar problemas urgentes, como mejorar los servicios de salud y educación para millones de compatriotas en todo el país. En esa línea, es de esperar que el quinto y último año de una gestión refleje la concreción de las metas que se trazaron desde un inicio. Si los números están en rojo, entonces algo se hizo mal y debe corregirse.

Pero, ¿fomentar la unión entre peruanos no debería ser también un objetivo conjunto para la nación? Si es así, mi percepción personal es que se atizó el enfrentamiento político como nunca antes; no existió una verdadera intención de establecer puentes y diálogo, y la expresión más álgida fue la disolución del Congreso de la República. ¿Responsables? Muchos. Tanto los promotores como quienes se encargaron de replicar un mensaje de enfrentamiento, que los convirtió por momentos en una suerte de “policía de las ideas”. Y parafraseando a Solzhenitsyn en el Archipiélago de Gulag, si eres amigo de mi enemigo eres su cómplice o secuaz. ¿Nos reducimos a la expresión del archipiélago en algún momento?

Para julio del año siguiente, quien tenga la responsabilidad de conducir el país no solo heredará los problemas en salud, educación y economía, en el marco de una pandemia que ha acentuado la pobreza en muchos hogares, sino que también recibirá un país en el que se perdió tiempo promoviendo el enfrentamiento, en lugar de hermanarnos más. Cada año celebramos la independencia de nuestra patria, y como peruanos también debemos reflexionar en lo perjudicial que ha resultado la política del odio y la mezquindad. Seguramente las muy promocionadas reformas tendrán discutibles efectos en el bienestar de todos nosotros, en particular de los más humildes. Las consecuencias se verán en su momento. 

¿El cierre del Congreso logró que se multiplicara el número de hospitales? ¿La enfermiza campaña en contra de los partidos políticos tuvo efecto en el crecimiento económico? Mi deseo en este aniversario patrio es que logremos unirnos más. Y que quienes levanten las banderas del odio y el enfrentamiento merezcan el rechazo de todos los que queremos un mejor país para nuestros hijos.

Arturo Valverde
29 de julio del 2020

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