Pedro Corzo
Democracias en América
Propuesta de Coral Gables para la defensa de la democracia en las Américas

El Instituto Interamericano por la Democracia, inspiración del politólogo boliviano Carlos Sánchez Berzaín, ha trabajado arduamente a favor de la libertad y la solidaridad hemisférica. No ha sido de las instituciones que se nutren de las buenas intenciones, sino que ha dado numerosas muestras de su compromiso para fortalecer e incrementar las libertades y derechos de todos y cada uno de los ciudadanos del hemisferio.
El liderazgo de esta institución ha demostrado tener clara conciencia de que la soberanía personal y de nuestras naciones están bajo el asedio de diversos operadores políticos extremistas y de la delincuencia organizada, que se apoyan mutuamente para lograr un estado de sitio continental que derribe nuestras defensas. En consecuencia, trabajan apuradamente para desarrollar los mecanismos que detengan y destruyan esa amenaza.
El Instituto no pierde tiempo. Su intenso trabajo demuestra que es urgente que sumemos nuestras fuerzas para vencer a los enemigos de la libertad y nuestros derechos. El término “interamericano” demuestra una visión incluyente, sin resentimientos. Una propuesta en la que los derechos y deberes de las partes son los mismos, aunque los poderíos sean diferentes.
Desde mi perspectiva, su principal misión ha sido educar y mostrar nuestras realidades, incluidas las irresponsabilidades como ciudadanos cuando apoyamos propuestas que conducen a la extinción de los derechos. Decir lo que se hace mal es mucho más conveniente y efectivo que el elogio y la alabanza. Denunciar la complicidad con respectos a las propuestas populistas y demagógicas, es hacer un llamado de conciencia pública que ayuda a todos. Concediéndole espacio a quienes defienden las oportunidades de todos, esta entidad cumple esa función. Es una conducta que deberían imitar otras instituciones y personalidades públicas.
La corrección política no es una virtud del Instituto. Desde su fundación ha denunciado firmemente los perjuicios causados por el castrismo y su variante castrochavista, mientras sobran quienes callan las falencias y crímenes del despotismo y adoran las figuras de sus creadores y conductores.
Otra condición lograda es la búsqueda, conocimiento y generación de compromiso con personalidades y fundaciones que tienen una visión similar en lo que respecta a los derechos de todos y la necesidad de ampararlos. Ese ha sido un trabajo arduo que ha rendido pingües beneficios, como se aprecia en los enunciados en la titulada “Propuesta de Coral Gables para la defensa de la democracia en las Américas”.
El primer enunciado destaca la relevancia de la Carta Democrática Interamericana, que tantos líderes latinoamericanos ignoran cuando pasan por alto los crímenes de Estado que tienen lugar en Cuba, Venezuela y Nicaragua; o desechan por irrelevantes las campañas de desestabilización de las democracias como la que está ocurriendo en Colombia o las que tuvieron como escenarios recientemente a Ecuador, Chile y Perú, por solo mencionar algunas de las repúblicas más asediadas por el extremismo político asociado a criminales comunes.
El segundo aspecto aborda el disfrute pleno de los derechos de los ciudadanos, el pluralismo político y la separación e independencia de los poderes públicos como una garantía para la democracia. Se afirma que “la ausencia de estos elementos pone al gobierno en cuestión al margen de la democracia, con los efectos legales y económicos previstos en la comunidad internacional”. El tercero, destaca que “no existe democracia en países con perseguidos, presos y exiliados políticos, con persecución política manipulada por medio de sistemas de justicia”.
En la declaración se aprecia la importancia de la Organización de Estados Americanos, y la petición de que se “implemente de inmediato un organismo que analice y emita un informe anual sobre el “estado de la democracia” de los países miembros. Por último, se pide que se conozcan las diferencias entre “política” y “delincuencia organizada”: “Es vital para fortalecer nuestra conciencia ciudadana.
Este evento del Instituto Interamericano ha sido tan exitoso que lo privilegia como un objetivo a destruir por el castrochavismo. Reunir a figuras tan destacadas y disímiles, en las que el común denominador es el compromiso de todos con la democracia, es un rotundo éxito. Contar con la participación de un presidente en ejercicio y la intervención de antiguos mandatarios de algunos de los países más relevantes de Las Américas es un triunfo que proclama que la ofensiva contra los liberticidas ya empezó, y que solo puede terminar con su destrucción.
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