Alan Salinas
Democracia y populismo en el Perú
Un panorama de la representación política en el Perú

Uno de los fenómenos políticos claves para entender el proceso peruano es el del populismo, el cual se caracteriza –como estilo y discurso– por construir escenarios de inclusión de derechos en el marco de lo nacional popular. Históricamente, el país ha tenido diversos populismos. Vergara en Ni amnésicos ni irracionales (Solar, 2007) identifica tres: 1) el conservador (autoritarismo más servicios básicos) representando en Sánchez Cerro, Odría y Fujimori; 2) el nacionalista (redistribución por decreto) representado en Velasco Alvarado; y 3) el institucional (necesidades básicas, nación y democracia) encarnado en el APRA y Acción Popular.
Esta introducción nos da un panorama de la representación política en el Perú. El discurso político populista logró sintonizar con demandas –en su mayoría sociales– insatisfechas en nuestro país. Hasta hoy, hay descontentos particulares que transitan por la fallida integración social peruana. Como dijo Neira en una entrevista para Perú 21: “Los peruanos nos detestamos profundamente” (31/05/2015). El mercado como ordenador de la sociedad –durante casi tres décadas– ha mostrado sus límites, y por ello se necesitan reformas que lo hagan perdurar en el tiempo, ya que es el mejor sistema económico, el que distribuye eficaz y eficientemente recursos en el mercado y que genera integración. El descuido del Estado también forma parte de este problema. Espontáneamente surgen alternativas de integración social, como el boom gastronómico, pero no es suficiente.
El proyecto político, más allá del populismo, que otorgue mensajes y símbolos de integración social sobre temas concretos y pendientes (como la consolidación de sujetos de derecho y crédito, inseguridad ciudadana, infraestructura social y productiva y educación), y que sea transversal a la descentralización política podrá generar la adhesión electoral con esa ciudadanía que demanda inclusión y mejora de la calidad de vida.
Hay que ser conscientes de que los populismos a través de la historia no han logrado articular respuestas para la construcción y consolidación democrática. Como sostiene el politólogo ecuatoriano Carlos De la Torre –profesor universitario en la Universidad de Kentucky y de la FLACSO–, la única organización política en América latina, venida de la tradición populista (entendida como proyecto nacional-popular), que logró aportar a la democracia fue el Apra. Vergara agrega a Acción Popular. Entendieron las reglas de juego y su afirmación en ella. Y no solo eso, entendieron que el mercado es importante para crear riqueza y generar empleo y reducir la pobreza y la desigualdad en el Perú.
Dentro de ese marco, es importante –desde la sociedad civil organizada y de organizaciones políticas– generar los caminos de afirmación hacia nuestra joven democracia. Como sostuvo un viejo filósofo griego: de todos los sistemas políticos, la democracia es la menos mala. Dentro de la democracia se puede construir la libertad individual y colectiva, y se puede afirmar sujetos de derechos y de crédito.
COMENTARIOS