Daniel Córdova

¿Debate técnico o político?

¿Debate técnico o político?
Daniel Córdova
18 de mayo del 2016

Un déficit de visión que nos dejó sin ilusión

El debate de técnicos del domingo ha sido opacado por la denuncia de Univisión y Cuarto Poder, pero también por la falta de preparación política de la mayoría de voceros. Lo ocurrido ha sido una metáfora de las elecciones en el Perú: los argumentos y las propuestas importan menos que la guerra sin cuartel. Y los técnicos siguen divorciados de la política, de manera tal que la visión de país brilla por su ausencia.

Tres son las conclusiones a las que podemos llegar del debate de Alfredo Thorne con Elmer Cuba: 1) Las diferencias de los propósitos económicos existen, pero no son sustanciales entre ambas opciones. 2) Se extrañó una visión de desarrollo, siendo el debate soso en temas esenciales 3) El grueso del público debe haber entendido poco no solo por el nerviosismo de los expositores, sino también porque no pudieron deshacerse de una jerga económica inaccesible para la mayoría.

Que no hay grandes diferencias en lo económico lo sabíamos desde que respiramos aliviados la noche de la primera vuelta. Había sido descartada opción que proponía cambiar de modelo económico de mercado por uno socialista condenado al fracaso. Ahora bien, de lo que escuchamos, queda claro que la opción de Keiko es más keynesiana (pretende acelerar la economía a partir de un impulso fiscal) y más orientada a la titulación como reforma esencial (tiene un equipo con experiencia en reforma del Estado). PPK, en cambio, sugiere un choque de oferta; es decir, reducir impuestos para impulsar el crecimiento y la formalidad. Y ministerios nuevos para impulsar la inversión pública y descentralizar su gestión. En ambos casos queda claro que se van a lanzar paquetes temporales, ya que ninguno es sostenible en el tiempo desde un punto de vista fiscal.

En dicho debate predominaron los dimes y diretes sobre las tasas impositivas y el gasto fiscal, como mecanismos de impulso al crecimiento y formalización. No se nos propuso una visión de desarrollo. No escuchamos una crítica clara hacia un modelo que ha generado un Estado incapaz de seguir el ritmo del sector privado para proveer al ciudadano de infraestructura, servicios, seguridad y justicia. Cero sobre la incapacidad del Estado para planear el crecimiento urbano y el desarrollo territorial en general.

Esta falta de visión nos dejó sin ilusiones. Y es que para tener lo uno y dejarnos lo otro, hubiese sido necesario que los técnicos se preparen políticamente para el debate. Porque lo que tuvimos fue eso, un formato de debate político que se convirtió en un intercambio de aseveraciones técnicas, sin tiempo de ser sustentadas. No cabía entonces la lectura, el tartamudeo ni términos incomprensibles para el común de los mortales.

Al margen de la lamentable intrascendencia decretada por la inmediata denuncia de Cuarto Poder, el debate perdió relevancia por dicha carencia comunicacional y falta de visión sobre el país diferente que todos queremos.

 

Daniel Córdova

 
Daniel Córdova
18 de mayo del 2016

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