Arturo Valverde

De la terraza al club

A trabajar, ya habrá tiempo para descansar

De la terraza al club
Arturo Valverde
09 de diciembre del 2021


Desistí de acudir a la amena inauguración de una terraza en Lima a cambio de varias horas en la biblioteca de mi casa, lo que significan horas de lectura y escritura ininterrumpidas, por lo que cualquier evento diferente, por más tentador que sea, suponía un cambio en mi rutina: avanzar la novela, escribir cuentos, redactar la columna de la semana, repasar algunos libros. Son cosas inaplazables. 

La anfitriona de la terraza, una querida amiga, me regañó con su habitual cariño por mi inasistencia; sostenía una copa de vino en su mano cuando me dijo casi en un tono maternal esta frase: “¡Diviértete un poco, hombre!”. Así es que buscando una disculpa por mi ausencia, quiero recordarle lo que tiempo atrás me dijo ella con inusitada seriedad, al verme algo relajado una tarde: “Ya tendrás tiempo para descansar, hombre; ¡ahora a trabajar!, ¡a trabajar!”. 

De ese tiempo a la fecha, creo que he cumplido, a pie juntillas, sin objeciones, con esta voz de orden, al punto de que en mi calendario no existen feriados. Me lo tomé muy a pecho, en verdad. “Yo solo me he ceñido a cumplir con lo que me dijiste, ¿lo recuerdas?”, podría ser una estupenda forma de justificarme con ella y el grupo. “Escribo desde temprano hasta la tarde y, en las noches, para relajarme leo mientras escucho música”, podría ser una mejor disculpa, pero lo más probable es que crean que me he vuelto demasiado serio. “Pero es que así me divierto”, estoy listo para replicarles en algún momento.

Mientras buscaba una disculpa, con el cerro iluminado como fondo, mi entrañable amiga me dijo ayer en una videollamada: “Te perdiste de una noche espectacular. En adelante, este será nuestro punto de encuentro”. Todos brindaron con sus copas. Y por la fotografía que me enviaron a la mañana siguiente, me he convencido de que pasaron un momento divertido. “Pero yo solo he seguido tu consejo, ¿ya lo olvidaste?”, pensé en escribirle esa mañana. 

Una semana después, un viejo amigo, a la vez abogado y psicólogo, a quien conozco de muchos años, y que tiene por costumbre organizar la fiesta de su cumpleaños por esta época del año, me contó que en esta ocasión reservó un acogedor lugar en un club campestre. Pero él, que me conoce de mucho tiempo, para facilitarme la tarea de buscar una disculpa, me dijo: “Cumplo con invitarte, aunque sé que no irás”. Y aunque luego insistió en describirme las carnes a la parrilla que prepararían entre todos, y el variado número de invitados, la música y el baile, para disculparme con él, le dije: “Ya tendré tiempo para descansar, hombre; por el momento a trabajar”. Hasta ahora no me envía ninguna foto de la fiesta, aduciendo que fue una noche muy ocupada. “Te perdiste de una buena noche”, leo en uno de sus mensajes, mientras apago el ordenador y me dirijo a leer un rato para acabar mi día. “Ya habrá tiempo, hombre”.

Arturo Valverde
09 de diciembre del 2021

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