Manuel Gago
De Guatemala a Guatepeor
Atrapados entre el cerronismo y las ambiciones personales

El encabezado es un antiguo dicho popular que encaja perfectamente con la situación actual. Mirtha Vásquez “renunció” a la PCM. Antes lo hizo Avelino Guillén al Ministerio del Interior, no sin firmar una resolución que da por concluido el cargo de comandante general de la Policía Nacional del general Javier Gallardo. Hasta Carlos Jaico, secretario general de Palacio de Gobierno, presentó su renuncia. La crisis es tremenda y originada por la ausencia visible de capacidades políticas y personales del presidente Castillo.
Es desastroso el resultado del Ejecutivo comunista encabezado por el profesor chotano. En menos de seis meses un negociado de ascensos y cambios de locación de puestos surgió en la Policía Nacional y pone en aprietos serios a Castillo. Según se ha denunciado, todo ha sido organizado por Gallardo, el dichoso general desaforado, en complicidad con Bruno Pacheco, ex secretario general de Palacio de Gobierno. Andanzas mafiosas que destruyen una vez más la supuesta imagen impoluta de la militancia socialista.
Asimismo, Vásquez ha contribuido de sobremanera a espantar las inversiones del sector minero, la columna vertebral de la economía nacional. Las dirigencias extremistas fueron empoderadas durante su gestión.
Los privilegios e intereses particulares de amigos y paisanos de Castillo son una constante de su gobierno. Con su aval, los nombramientos en puestos públicos sin los requisitos mínimos, envilecen aún más la gestión pública.
En este escenario, una desvergonzada representación parlamentaria simplemente mira el jaloneo de los puestos públicos, la venta de nombramientos y la destrucción de la economía. ¿Le permitirá a Castillo hacer hora durante cinco años sin detener esta situación de improductividad y deterioro generalizado del país?
A esta batahola de desazones políticas se suma la inexplicable resolución del Poder Judicial que libera al congresista Guillermo Bernejo, de Perú Libre, del cargo de filiación terrorists. La historia se repite: La culpabilidad se prueba legalmente cuando el acusado es hallado activando un coche bomba que explota y un tiro de gracia que deja a la víctima sin vida. Gran error la cancelación de los jueces sin rostro para casos de terrorismo después de la caída de Alberto Fujimori.
En este escenario de destrucción organizada (“agudización de las contradicciones sociales” y “destrucción de la propiedad privada, producción y Estado caduco”) la oposición, sin brújula, es incapaz de hilvanar un discurso conmovedor y que una voluntades. Atina al relamido pedido de que Castillo, con un nuevo gabinete, “le devuelva la confianza al país”. ¿Cuál confianza? ¿Cree la derecha representada en el parlamento que Castillo, Cerrón y las fuerzas comunistas detrás de ellos juegan a la comidita en Palacio?
El país se halla atrapado entre el cerronismo y las ambiciones personales de los parientes, paisanos y camaradas de Castillo. ¿Cuándo entenderán en el Congreso que los prefectos, subprefectos y tenientes gobernadores nombrados recientemente tienen la misión de alterar la voluntad popular en las próximas elecciones locales y regionales?
Las rondas, cocaleros y profesores afiliados al Fenatep son su primera línea de ataque. Con los autodenominados dirigentes locales controlan el movimiento antidemocrático y antilibertario en el “Perú profundo”. El “pueblo”, según ellos, es de ellos. Las encuestan publicadas lo estarían confirmando. Según CPI, en el interior, un 30% nada despreciable de la población aprueba a Castillo. En el sur, un 40% cree importante un cambio de Constitución. Con la militancia comunista ahora remunerada, la “guerra popular del campo a la ciudad” se desarrolla en las narices de esta democracia pusilánime.
Vladimir Cerrón ha señalado que, en las calles, el pueblo organizado emprenderá la nueva Constitución. Y así, ¿son complices del maoísmo los representantes de AP, APP, Podemos y Partido Morado?
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