Alejandro Arestegui

Cuando los mediocres ganan el país pierde

Sobre los resultados de las últimas elecciones federales de Alemania

Cuando los mediocres ganan el país pierde
Alejandro Arestegui
28 de febrero del 2025


El pasado domingo 23 de febrero se realizaron elecciones legislativas federales en Alemania. Ya estando confirmados los resultados y porcentajes podemos decir que esta ha sido una elección con claros sinsabores. Tenemos dos novedades fundamentales; una noticia mala a corto plazo y quizás una buena a largo plazo. Estos resultados también pueden servir a los peruanos para examinar los posibles escenarios de unas elecciones generales y municipales que se avizoran prontas en 2026.

Alemania volverá a formar una gran coalición entre la CDU (socialcristianos) y el SPD (socialdemócratas). Las elecciones generales de Alemania, que se llevaron a cabo este último domingo, fueron elecciones anticipadas. La terrible situación de la economía alemana rompió el gobierno de coalición entre el SPD, los verdes y los pseudo liberales alemanes de FDP. Al romperse esta coalición, al canciller Scholz no le quedó más remedio que convocar a nuevas elecciones. Más allá de una victoria no mayoritaria de los socialcristianos, el partido que más ha crecido en estas elecciones generales es AfD (Alternativa por Alemania).

Alternativa por Alemania se quedó a menos de ocho puntos de quitarle la primera posición a la CDU y ya le ha arrebatado el segundo lugar al partido socialdemócrata alemán SPD, que hasta ahora era la principal fuerza política en el país. La CDU ha dejado claro que no quiere formar un gobierno de coalición con Alternativa para Alemania. Aunque la unión entre la CDU y Alternativa por Alemania tendría una amplia mayoría en el parlamento, la CDU se ha negado desde la campaña de forma rotunda a dialogar y menos a negociar con AfD.

Y esto significa una mala noticia a corto plazo para los alemanes. Pareciera que en la mayoría de países europeos la historia se vuelve a repetir, ya que los partidos mediocres prefieren transar entre ellos antes que negociar con la supuesta “extrema derecha”. Y es que el sentido común nos dicta una cosa: el gran partido perdedor de estas elecciones fue el partido socialista SPD, que hasta ahora gobernaba Alemania pero que por su pésima gestión ha quedado relegada a un tercer puesto. Pero en lugar de castigarlos políticamente, a los socialcristianos de la CDU no se les ha ocurrido mejor idea que negociar con ellos para lograr un gobierno de coalición. Entonces la pregunta es la siguiente: ¿De qué sirve que el electorado alemán haya castigado severamente a los socialdemócratas si los vencedores de los comicios van a “premiarlos” con un gobierno de coalición?

Vuelvo a ser enfático con esto: Los socialcristianos planean aliarse con la fuerza política que había liderado hasta ahora el gobierno alemán y que había llevado al país a un gran desastre. Es cierto que el desastre comenzó a formarse antes de este último gobierno de coalición. Se comenzó a formar desde hace años, durante el gobierno de la socialcristiana Angela Merkel, por lo que hay cierta coherencia en esta relación entre la CDU y el SPD (similar al perverso consenso socialdemócrata que hay en España entre PSOE y PP para impedir que VOX asuma el gobierno).

Los dos partidos que han alternado en el gobierno de Alemania durante varios mandatos han formado una gran coalición entre ellos. Por eso, son los principales responsables de la mala situación económica y social que vive el país. Finalmente, la CDU y el SPD tendrán una mayoría absoluta en el parlamento alemán, lo que significa que esta gran coalición será posible sin incluir a otros partidos, como se esperaba que fueran los verdes o la propia izquierda radical (Die Linke). Alemania necesita un cambio radical en su política económica, y no parece que la CDU y el SPD vayan a ofrecer esa solución. Lo peor de todo es que entre ambos partidos hay grandes diferencias acerca de sus planes de gobierno y las políticas a adoptar. Esta alianza tampoco es tan sólida y pareciera que se podrían auto sabotear durante los próximos años si se muestran inflexibles en algunas de las propuestas prometidas en campaña a sus electores. Un ejemplo claro de esto es el tema de la política migratoria: mientras los socialcristianos de la CDU quieren reforzar las fronteras y limitar la cantidad de gente que entra a Alemania, los socialistas del SPD están radicalmente en contra de esto. En el caso del sector energético, los socialcristianos quieren promover de nuevo las centrales nucleares, mientras que los socialistas se oponen enfáticamente a esto. En temas económicos la situación no mejora, ya que los socialistas vienen desde años promoviendo que se elimine la limitación al gasto público que tiene el gobierno federal alemán. En el frente internacional tampoco está muy de acuerdo uno del otro, ya que los socialcristianos se muestran más favorables en apoyar incondicionalmente a Ucrania, mientras que los socialistas quieren limitar la ayuda e incluso negarse a vender o donar cierto tipo de armamento como los misiles de largo alcance Taurus. Por último, en materia de las relaciones de Alemania con la Unión Europea también hay discrepancias; puesto que la bancada socialdemócrata europea quiere modificar el reglamento del parlamento para lograr mayorías cualificadas para adoptar resoluciones y otros tipos de acuerdos.

Esta bizarra alianza entre socialcristianos y socialdemócratas puede terminar muy mal. En primer lugar, muchas de sus propuestas de sus planes de campaña son incompatibles el uno del otro. Por otra parte, la repartición de puestos en los ministerios va a ser decisiva para mantener felices a los socialdemócratas, ya que sin ellos la CDU podría vivir años de gobierno bloqueado, tanto por sus propios “aliados” como por la oposición.

El único hilo de esperanza que vemos es que diez millones de alemanes han votado por una opción distinta a la del status quo actual: AfD. A pesar de que este partido ha sido acusado muchas veces con calumnias, injurias e incluso teorías conspirativas tan extremistas como acusarlos de ser neonazis, este partido era el único que proponía un cambio estructural de verdad en su país. AfD constituye entonces la verdadera alternativa para que Alemania se libere de la crisis económica y social que vive atravesando desde hace años. Incluso una facción libertaria muy influyente dentro del partido admira profundamente al presidente argentino Javier Milei y su contundente plan para sacar del estancamiento económico a su país. Lamentablemente, el que va a ser nuevo canciller de Alemania, el pusilánime socialcristiano Friedrich Merz, ha tenido opiniones bastante ignorantes y ofensivas en contra de Javier Milei. Esto es señal de que el nuevo gobierno socialcristiano no ha venido a cambiar nada sino a seguir dentro de lo mismo con algunas insignificantes medidas que no reflotarán ni ayudarán Alemania a salir de todos los problemas que la aquejan.

Una cosa es segura, los resultados de las últimas elecciones en Europa pueden ser un reflejo de lo que nos puede pasar a nosotros si no elegimos bien este 2026. Ya se está vislumbrando algunas opciones con charlatanes, falsos liberales y caudillos aliados con la podredumbre caviar: en otras palabras, más de lo mismo. En unas elecciones en las que se presentarán cuatro decenas de partidos es que nos preguntamos si alguno es salvable y no son otros mentecatos que quieren atarantar al electorado peruano como lo hacen los políticos profesionales europeos. Estos nefastos parásitos que llevan desde hace décadas viviendo del dinero de los contribuyentes de la Unión Europea, que construyen “cordones sanitarios” contra las opciones disruptivas y que amenazan sus privilegios y que son capaces de hacer cualquier cosa para mantenerse en el poder, favoreciendo a sus amigos en el proceso.

Alejandro Arestegui
28 de febrero del 2025

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