Luis Enrique Cam
Cuando el Perú alcanzó la gloria olímpica
La historia de Edwin Vásquez Cam

A lo largo de nuestra historia deportiva, pocos logros han brillado con la intensidad de la hazaña de Edwin Vásquez Cam en los Juegos Olímpicos de Londres 1948. Aquel día inolvidable, subió a lo más alto del podio y recibió la medalla de oro en la competencia de tiro con pistola libre, marcando un hito sin par para el Perú. Fue la única vez que nuestro himno nacional resonó en el evento deportivo más importante del mundo.
Su éxito no fue obra del azar, sino el resultado de años de disciplina, preparación rigurosa y un esfuerzo conjunto entre Vásquez, su familia, el apoyo del Estado, la organización de los clubes de tiro y la participación del sector privado. Un caso digno de estudio en las escuelas de gestión deportiva y administración de organizaciones.
Los inicios de un campeón
Edwin Vásquez Cam nació en el día de la patria, el 28 de julio de 1922, en el popular barrio de Malambito, cerca de la iglesia de las Nazarenas, en el centro de Lima. Hijo de Gonzalo Vásquez Tejeda y Herminia Cam León, su nombre generó un curioso episodio en su bautizo, cuando el sacerdote objetó: "¿Edwin? Ese nombre sonará en Inglaterra, no en el Perú". Una profecía que, años después, se haría realidad.
Desde niño, Edwin estuvo ligado al tiro gracias a su padre, un destacado tirador que había ganado importantes trofeos, como el Juan Gildemeister en 1928. Debido a que padecía asma y no podía practicar deportes como el fútbol o el básquetbol, encontró en el tiro su disciplina ideal. En su infancia, recibió como regalo una carabina de corcho, lo que resultó el inicio de un camino que lo llevaría a la cúspide deportiva. Su talento natural quedó en evidencia desde temprano: en la secundaria, sorprendía a sus compañeros con su capacidad para trazar líneas rectas en la pizarra sin usar regla, gracias a su extraordinario pulso.
A los 13 años compitió por primera vez en un torneo nocturno en el Club Revólver del Rímac, donde ganó con facilidad sin necesidad del hándicap para novatos. Luego, representó a su colegio en el concurso nacional escolar de tiro con fusil Mauser peruano, superando a más de cien participantes. Al año siguiente, revalidó su título, consolidándose como bicampeón nacional escolar. Pero Edwin no solo destacaba en el deporte: en 1941, ingresó a la Facultad de Ingeniería Civil de la Pontificia Universidad Católica del Perú, equilibrando su vida entre estudios y rigurosos entrenamientos en el Club Internacional Revólver y la Asociación de Tiro Olímpico.
El ascenso a la élite del tiro
En el exigente mundo del tiro, el Premio Juan Gildemeister era el máximo galardón en el Perú. Con apenas 18 años, Edwin sorprendió a todos al convertirse en el ganador más joven de la historia. Su talento era tal que al ser anunciado como vencedor, el general Armando Sologuren, director de Tiro Nacional, tardó en felicitarlo porque no imaginaba que el campeón era aquel joven de baja estatura. "Bien jovencito, eres pequeño, pero has demostrado que en el tiro eres un gigante", le dijo con admiración.
Con 19 años, ganó “La Laureada”, un torneo reservado solo para los vencedores del Gildemeister, consolidándose como una de las grandes promesas del tiro peruano. En 1943, recibió el título de "Tirador selecto", la máxima categoría de la disciplina en el país, lo que le permitió competir internacionalmente. En los Juegos Bolivarianos de Lima 1947 triunfó en la especialidad de pistola libre y en carabina tres posiciones, tanto en la modalidad individual como por equipos.
Rumbo a la gloria olímpica
Para los Juegos Olímpicos de Londres 1948, se realizaron rigurosos torneos clasificatorios en la Asociación de Tiro Olímpico, el Club Revólver y el Polígono Muñiz. Vásquez logró su cupo en la modalidad de pistola libre, aunque no como el primer clasificado: ese honor lo tuvo Wenceslao Salgado, quien ostentaba el récord nacional con 543 puntos y era considerado el favorito por la prensa y los expertos.
A pesar de la exigencia de sus entrenamientos, Edwin se graduó en el primer puesto de su promoción en la universidad, obteniendo una calificación de 18 en su tesis de grado. Sin perder tiempo, se unió al equipo peruano rumbo a Londres.
El día de la hazaña
El 2 de agosto de 1948, en el Polígono Militar de Bisley Camp, Edwin enfrentó no solo a los mejores tiradores del mundo, sino también a la adversidad. No pudo participar en las pruebas previas por una fuerte faringitis y, además, su arma era obsoleta en comparación con las de sus rivales. En un acto audaz, Edwin decide participar con otra pistola. Su compañero Luis Mantilla le prestó su Hammerli, de fabricación suiza, con la condición de no alterar la empuñadura de madera.
El favorito era el sueco Torsten Ullman, campeón olímpico y mundial. También destacaban Rudolf Schneider de Suiza y Huelet Brener de Estados Unidos. La competencia se llevó a cabo bajo un sol intenso que, a mitad de la jornada, dio paso a una torrencial lluvia, complicando aún más el desempeño de los tiradores.
Concentrado al máximo, Edwin mantuvo la calma. En la última serie, se tomó su tiempo y logró un registro de 93 puntos. Luego, llegó la espera angustiante. Cuando los jueces anunciaron el resultado, el equipo peruano estalló en júbilo, Edwin Vásquez Cam era campeón olímpico con 546 puntos, seis más que el favorito Ullman. Había hecho historia.
El 7 de agosto de 1948, cinco días después de su victoria, Edwin recibió la medalla de oro en el mítico estadio de Wembley. De pie, el público inglés escuchó el Himno Nacional del Perú, un momento único en nuestra historia deportiva.
Un legado imborrable
El 22 de agosto, de regreso en Lima, Edwin fue recibido como un héroe. Su llegada al aeropuerto de Limatambo estuvo marcada por la emoción: una banda del Cuerpo Aeronáutico entonó el Himno Nacional y su padre lo abrazó con lágrimas de alegría. Al día siguiente, fue homenajeado en el Estadio Nacional, donde miles de aficionados corearon su nombre.
A lo largo de su carrera, Edwin siguió cosechando triunfos. En los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951, superó su marca olímpica por seis puntos. En reconocimiento a su legado, recibió la Orden del Sol y los Laureles Deportivos en el grado de gran cruz. Hoy, la pistola Hammerli se exhibe en el Museo de Oro como una reliquia del deporte nacional.
Edwin nunca se desligó del deporte, fue maestro de nuevos tiradores y dirigente deportivo. El 9 de marzo de 1993, Edwin Vásquez falleció a causa de un infarto al miocardio. Pero su legado sigue vivo. Dos estatuas en su honor se erigen en Lima: en el parque olímpico de San Borja y en las instalaciones del IPD en San Luis. Además, su nombre quedó grabado en las placas conmemorativas del Estadio de Wembley, junto a los campeones de aquellos Juegos Olímpicos.
Edwin Vásquez Cam fue un señor de señores: campeón bolivariano, sudamericano, panamericano y olímpico. Un héroe del deporte peruano, cuya historia merece ser contada y recordada por siempre.
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