Jorge Varela

Crisis de la civilización occidental

La Unión Europea se desmorona

Crisis de la civilización occidental
Jorge Varela
18 de junio del 2024


El filósofo y escritor neerlandés Rob Riemen ha declarado que enfrentamos una enorme crisis civilizatoria, enfatizando que “la esencia de la crisis de civilización es siempre una crisis de educación”, de humanidad. En su carácter de defensor vigoroso del rescate de valores trascendentales universales para superar las consecuencias del nihilismo, nos advierte sobre la decadencia del debate político-ideológico, el peligro del autoritarismo y el ascenso de la política radical en Europa y otras zonas del mundo. Hemos olvidado qué es la democracia, qué es la libertad y qué es la verdad. “Hemos perdido el sentido de lo que es universal, lo que significa que hemos perdido también la idea de unidad de la humanidad, de que todos somos seres humanos”. Hemos perdido “el arte de ser humanos” (título de uno de sus libros).

La visión limitada de Fukuyama

En muchos sentidos quisimos suscribir la tesis de Frank Fukuyama sobre el fin de la historia. 

Con El fin de la historia, Fukuyama dijo: “Todos queremos creer en este capitalismo democrático liberal… sin darnos cuenta del hecho de que no solo de pan vive el hombre. Un modelo económico o un modelo político no se ocupará de sus problemas de identidad. Así que tardíamente ahora tiene que admitir que no es el fin de la historia, porque el modelo económico político no será capaz de hacer frente a las consecuencias del nihilismo que Nietzsche nos señala”.

Con el fin de la historia, con el fin de la Guerra Fría, el mensaje era que “el comunismo ya no constituye una amenaza significativa para el mundo capitalista occidental, el mundo entero abrazará nuestro modelo, abrazará la democracia liberal, abrazará el capitalismo, porque sacará a la gente de la pobreza… Todos queríamos creer estas cosas”. 

Nietzsche y los valores trascendentales 

“Nietzsche, en su famoso párrafo de ‘La gaya ciencia’, narra que había un loco caminando por el mercado con una linterna y pregunta, ¿dónde está Dios?; luego dice: lo matamos. Es una hermosa, maravillosa construcción de Nietzsche para decir algo sobre el hecho que hemos perdido nuestros valores trascendentales”. Nuestras diferencias están en las nacionalidades y las religiones, pero todos somos seres humanos. “Los valores trascendentales universales son los únicos que están por encima de todos nosotros”. Ese es su mensaje principal. “Su conclusión es que la gente empezará a buscar su propia identidad. Y el ganador es el mundo del poder”. “El mundo del poder decidirá en qué tipo de valores quieres creer”. Acerca de los seres humanos enfatiza: “lo único que no podemos hacer es vivir en el vacío. Es imposible”.

Vivir en el vacío  

Dándose cuenta que eso es imposible, “Nietzsche pensó que buscaríamos sustitutos. Así que vamos creando nuevas pequeñas religiones”. Empezamos a creer en la ciencia. La ciencia resolverá todos los problemas. La tecnología resolverá todos los problemas. O las religiones políticas: fascismo, comunismo. O la cultura del dinero. El problema es que todas ellas están separando a la gente: la gente con dinero y la gente sin dinero, la gente que cree en la religión política, la gente que está en contra de la religión política, la gente que cree en la tecnología. “Esas pequeñas religiones no resolverán nada”. 

Conversando con Wittgenstein 

“En el ‘Tractatus’ podemos tener una conversación filosófica con Wittgenstein, quien al final precisa que incluso si todos los problemas científicos se hubieran resuelto, ni siquiera habríamos tocado el problema de la vida en absoluto”. Porque ante las preguntas sobre la vida, ¿quién soy yo?, ¿qué hacer con mi vida?, ¿en qué creer?, ¿dónde puedo encontrar una respuesta cuando me enfrento a las dificultades y a la tragedia de la vida?, “la ciencia no tiene nada que decir al respecto”. La ciencia puede decirnos: esto es H2O (agua), pero no puede decirnos nada sobre su significado. “Entonces, ¿qué queda?” 

Podemos tratar de olvidar todo. Vamos al mundo de la diversión. “Queremos divertirnos, podemos encontrar nuestras propias adicciones o algo así. O te vuelves muy violento, o te vuelves fundamentalista, mi religión, mi política, y si no eres parte de ella, eres hereje, debes ser asesinado”. (entrevista citada)

La transmutación de valores universales 

Riemen afirma: “con el debido respeto a Frank Fukuyama”, “creo que él es demasiado limitado en su visión”. “En general la clase política también es demasiado limitada cuando lo centra todo en cuestiones económicas. Existe una razón para ello y es que, de nuevo, recordando a Nietzsche, nos enfrentaremos a la revalorización (transmutación) de los valores”. Todo cambiará, los valores morales y espirituales desaparecerán, serán reemplazados por otros valores. 

La mayor transmutación que hemos tenido es que la noción de calidad ha sido reemplazada por la noción de cantidad. “Ahora, todo gira en torno a los números, se reduce a números”. Y en el mundo de los números, ¿qué es lo mejor?: pues el más grande. Así que cuanto mayor sea el número, cuanto más grandes las cosas, mejor es. ¿Quiénes son ahora los que más influyen?: los economistas que se encargan de los números; son ‘el nuevo cura’ al que la clase política escuchará, para asegurarse de que hay crecimiento económico, desarrollo, etc.

El sentido de la vida, el arte de ser humano

He aquí las cuestiones que Riemen plantea con insistencia: ¿qué significan los valores que necesitamos para ser capaces de vivir en paz y armonía? ¿Cuál es nuestro sentido de civilización? ¿Cuál es el sentido de la vida?”

La principal preocupación de las personas es su propia identidad. La identidad es incluso una palabra clave para algo muy profundo y básico. “Las preguntas esenciales al respecto son: ¿quién soy yo? ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué hago aquí?” O sea, Wittgenstein en su esplendor.

“Hace dos siglos la religión proporcionaba las respuestas. Luego tenemos el mundo de la Ilustración, Kant y todos los demás. Pero eso más o menos desapareció y perdió valor con la Primera Guerra Mundial. La Primera Guerra Mundial fue una verdadera guerra civil en Europa… y, en cierto modo, todavía no se ha ido”. 

“Es por eso que escribí mi libro ‘El arte de ser humano’, hay un cierto arte que tenemos que redescubrir. Así que el tema de la identidad es también aquella cuestión clave por la que escribí mi segundo estudio sobre ‘La estupidez y la mentira’, o por qué las universidades ya no hacen lo que se supone que deben hacer. Es decir, educar a los jóvenes mediante una formación liberal que les ayude a desenvolverse en la vida”. “Pero la filosofía, como todos sabemos, es el lado del espectáculo secundario en el mundo de las universidades contemporáneas de Occidente”. De todos modos, -según Riemen-, lo anterior “se relaciona con el hecho de que la gente ya no conoce la historia. No tiene ni idea”. (entrevista en “Perfil”, 1 de junio de 2024)

Magnitud de la crisis    

Rob Riemen cita a Paul Valéry, quien luego de la Primera Guerra Mundial, -en 1919- dijera: “volvemos a saber que las civilizaciones son mortales. La civilización egipcia ya no existe. La civilización babilónica ya no existe. Por lo tanto, no está escrito en la pared que la civilización europea o americana u occidental está ahí para quedarse”. “Esto no es nuevo”, afirma. (entrevista en “Perfil”, 1 de junio de 2024)

Antes de las elecciones de la Unión Europea, su pronóstico era: “me temo que vendrán más problemas. La Unión Europea está en proceso de desmoronarse”.

El fundador del ‘Nexus Instituut’, un foro creado para fomentar el debate cultural y la reflexión, opina además que “todas las crisis están conectadas: la crisis política, la polarización, el extremismo, las guerras, el cambio climático, las desigualdades sociales. Todas están relacionadas con el hecho de que nos enfrentamos a una crisis de civilización”.

Jorge Varela
18 de junio del 2024

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