Juan Carlos Valdivia

¿Cómo será el cambio?

Si no cambiamos, nos hundimos en la putrefacción de la corrupción

¿Cómo será el cambio?
Juan Carlos Valdivia
06 de marzo del 2018

 

Sin duda, el proceso de investigación a las actividades de las empresas brasileñas cambiará las formas de hacer política y negocios en el país. Las últimas declaraciones de Jorge Barata han causado conmoción entre los peruanos, más allá de si hay delito o no, demostrando la sensibilidad de la sociedad peruana respecto a los niveles alcanzados por la corrupción.

El problema, como se puede observar cada día en el Congreso, es que nuestros políticos no están a la altura del momento actual. Por ejemplo, buscaron —comenzando por los keikistas— resolver el tema de la Ley que reemplace el D. U. N° 003 luego de las declaraciones de Barata, y todo indica que después de lo dicho no hay mucho interés en resolver este tema. Entonces vemos cómo los problemas del país, para consideración de la aún mayoría parlamentaria, pueden esperar.

El presidente de la República también quería esperar las declaraciones de Barata para luego declarar, primero ante la Fiscalía y luego ante la comisión Lava Jato del Congreso. A pesar de que en ambos casos ha puesto fecha para la próxima semana, hoy el jefe de Estado anda más tranquilo, pues al parecer su sociedad con Alberto Fujimori le garantiza los votos suficientes para evitar ser vacado, principal motivación de Kuczynski en estos días.

Pero mientras nuestros políticos siguen enredados en sus problemas, el país ve con desesperanza todo lo que viene sucediendo. Las expectativas de los actores económicos van disminuyendo, como lo señala el BCR, y esto comienza a afectar la vida de los peruanos de a pie. Y a nivel internacional, el secretario general de la OEA ha vuelto a Lima a sostener reuniones con el Gobierno y otros líderes políticos, preocupados por el futuro de la democracia en nuestro país.

Quizás el presidente Kuczynski no es consciente de lo que viene sucediendo. Preocupado por rescatar su prestigio perdido y su legitimidad ante el pueblo peruano, PPK insiste en mostrar distancia de los problemas, pero solo se ve que toma distancia de la realidad. Tenemos un presidente de la República que no termina de reconocer la grave situación en la que se encuentra, que trata de juntar votos para evitar ser vacado y que es capaz de sacrificar a las personas más cercanas de su entorno con tal de liberarse de la persecución judicial.

Estamos en un momento de cambios profundos. Si no cambiamos, nos hundimos en la putrefacción de la corrupción. Por eso el cambio se producirá más allá de la voluntad de PPK, Keiko y tantos otros, se producirá por la gravedad de la situación. Dependerá de nuestra actual clase política que sea un cambio ordenado —que respete la democracia y el modelo económico— o se produzca de manera violenta, sin conocer cuál será el final. Estamos advertidos.

 

Juan Carlos Valdivia
06 de marzo del 2018

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