Daniel Brousek

Comic y frivolidad: los "Fujimori" en su mínima expresión

El peor capítulo de su historia familiar

Comic y frivolidad: los "Fujimori" en su mínima expresión
Daniel Brousek
13 de abril del 2018

 

Esta es la peor versión del apellido Fujimori. Atrás quedó el gran rector de la Universidad Agraria que subido en un tractor ofrecía honradez, tecnología y trabajo, como pilares de la nueva era que debía abrirse en el Perú. Lamentablemente los herederos políticos del legado del “chino” no han dado la pretendida talla. Por un lado, Kenji parece haberse quedado en el tiempo como el “hijito mimado”, pero cuando hace “gestiones” a puertas cerradas asume la sentada del padrino y la pose ficticia del patriarca. Para las cámaras, la sonrisa de niño y la indumentaria deportiva, que pareciera darle un aire de cambio y refresco a su perfil político; pero lejos de los flashes, micrófonos y selfies con su “papito”, el rostro adusto que calla impertubable ante sus colegas parlamentarios que “fanfarronean” delante de él y hablan fríamente del dinero de los peruanos, con términos más propios de cualquier callejón. ¿Qué pasó con aquel Kenji que jugaba con su perrito y se burlaba de la calvicie del ex asesor presidencial?

Y su hermana no se queda atrás. En dos oportunidades ha tentado la presidencia de un país en el que hay un gran reclamo por transparentar las relaciones de las agrupaciones políticas con el consorcio brasileño Odebrecht y además reforzar la confianza en sus instituciones. Y para eso es necesario el rol fiscalizador y, a la vez, promotor de sus líderes políticos. Sin embargo, la lideresa de Fuerza Popular está más ocupada en correr una triatlón Ironman norteamericana. Verla tan desubicada embutida en una licra y celebrando solitariamente en un post de Facebook su gran proeza deportiva, siendo ella una candidata presidencial de 42 años, nos hacía recordar a la ex candidata Lourdes Flores Nano nadando en una piscina privada. O a la ex ministra Eufrosina descansando y tomando sol en un club miraflorino, cuando el país sufría el flagelo del fenómeno de El Niño.

Keiko Fujimori es la lideresa de la mayor fuerza política de los últimos años y de la mayoría absoluta en el Congreso. No obstante, no ha tenido la capacidad de mantener unida a la bancada, empezando por su propio hermano. Peor aún, no ha sabido leer la realidad de un país en el que la mayoría de los habitantes debe levantarse temprano para ir a trabajar, y no para ir a Texas a correr una maratón con la asistencia de un entrenador personal y con una indumentaria deportiva que seguramente cuesta más de la mitad del sueldo promedio de sus futuros posibles votantes.

Pareciera que el apellido Fujimori es solo un globo inflado o un mito, porque la cruda realidad muestra a Kenji que funda un partido llamado “avengers” y reduce y ridiculiza la política como si fuera un comic. Por otra parte, la superficialidad y frivolidad de Keiko es imperdonable en estos momentos delicados de cuestionamientos; y sobre todo cuando es necesario hacer sentir el liderazgo de la mayor fuerza en el tablero político. Si el mensaje era decir que es una luchadora que no se rinde, hubiera sido más efectivo si corría la maratón en el charco y el barro del norte que demanda reconstrucción. En todo caso, ¿qué diferencia la decisión de PPK por insistir con los Panamericanos y dejar de lado la reconstrucción del norte con la decisión de una candidata que se autoproclama y luchadora y se enorgullece de participar de una maratón norteamericana, dejando de lado la agenda política en tiempos tan cruciales? El Perú merece líderes políticos que den la talla. Dejemos el show para el circo. Basta de Kenji Avenger y de Keiko Ironman.

No hay que dejar de reconocer los grandes logros de Alberto Fujimori durante su primer periodo; sobre todo, en la lucha eficaz contra el terrorismo y el despegue económico conseguido, luego de haber recibido un país en ruinas. Sin embargo, su segundo periodo y casi su tercer medio periodo no estuvieron a la altura, por los conocidos casos de corrupción expuestos en los vladivideos. Pero el peor capítulo Fujimori es el actual, con dos hermanos peleados: uno que negoció el indulto de su padre para salvar a PPK de la vacancia y la otra que prefirió hacer el cálculo político de dejar a su padre preso, cuando tuvo la oportunidad de conseguir su libertad por medio del Congreso. Y el octogenario Alberto Fujimori, una vez libre, careció de la sabiduría y de la fuerza para reconciliar a sus dos hijos. Todos fracasaron. En verdad, un cuadro familiar deplorable.

Y lo peor es que el camino para el próximo outsider está abierto. Hagamos votos para que el presidente Vizcarra aproveche la gran oportunidad de elevar el nivel y la agenda política, de convocar a las diferentes fuerzas a un programa a largo plazo por el Perú. Y sobre todo, que se haga una abierta y eficaz lucha contra la corrupción y los monopolios, lo que implica la reforma total del Poder Judicial y de la Fiscalía.

 

Daniel Brousek
13 de abril del 2018

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