Jorge Varela
Chilenos decepcionados, temerosos y casi esquizofrénicos
¿Quién los defenderá de los abusos de la izquierda?

El académico Agustín Squella, miembro de la cuestionada Convención Constitucional chilena, ha declarado que está “muy confundido” “con los confusos hechos electorales del pasado domingo” 21 de noviembre. “El país parece ir a los bandazos. Hoy aquí, pocos meses después allá”. Para quien ha puesto además varias fichas a dicha Convención, lo ocurrido debe tenerlo demasiado aturdido, casi grogui, como un boxeador que ha recibido un duro castigo y muchos golpes, muchos golpes, muchos golpes, tantos que ya ni se acuerda. (Portal “Ex-Ante”, 23 de noviembre de 2021)
Sobre la votación obtenida por José Antonio Kast, –candidato conservador de derecha–, el agnóstico Squella señala que ella “puede deberse al hastío con el desorden y las manifestaciones de violencia que hemos tenido los últimos tiempos”. “A veces las sociedades incurren en la tentación de canjear libertades por orden”.
Su decepción es de tal magnitud que al referirse a la abstención comenta que: la mayoría no vota y “la minoría que lo hace anda a los bandazos”, “temerosa, desorientada, inclinada al populismo y a los extremos”.
Tiene razón el profesor Squella cuando alude al hastío y al temor que siente la ciudadanía, aunque no precisa las causas del miedo. Es posible que una vez que se recupere de su confusión esté en condiciones de mencionar algunas.
La Paz y seguridad: son bienes fundamentales
Otro estudioso que se ha referido a la contingencia post-elecciones de primera vuelta es el sociólogo Pablo Ortúzar, quien señala que “hay bienes fundamentales, y entre ellos la paz ocupa un lugar prominente, superando incluso a la justicia”. La paz, seguridad y orden inmediato volverán siempre por sus fueros “frente a un discurso de ‘meterle inestabilidad’ a la vida”. La promesa de reformas radicales –(de cambio, como el que ofrece el candidato de izquierda Gabriel Boric con apoyo y control comunista)– en un contexto de desorden sólo puede seducir a grupos que no sienten amenazados sus bienes fundamentales. (“El arte de no verlo venir: woketubre, democracia piramidal y las crisis que seguirán”, La Tercera, 22 de noviembre de 2021)
La pregunta pertinente es: ¿la izquierda se equivocó al negarle legitimidad a la clase media emergente, en la etapa de la transición? Ortúzar dice que sí: los trataron como pobres alienados, como fachos pobres.
¿Existe la centroizquierda? ¿Qué pasa con la DC?
Y si se habla de clase y sectores medios: ¿qué pasa con los partidos de centro izquierda que se atribuían su representación? ¿Qué pasa con la Democracia Cristiana?, por citar solo uno.
El senador Francisco Huenchumilla –militante de la citada colectividad– ha manifestado que es necesaria una reflexión de si la centro izquierda tiene algo que decir en este siglo XXI. Respecto a la misión de su alicaído partido, ha planteado: “tenemos que buscar qué le ofrecemos al país, qué significa hoy la DC, qué representamos, qué somos. Ese relato no estuvo y quedó como una fuerza de cambio menor. (...) En el estallido social, la gente salió (a la calle) brutalmente por los cambios, entonces hoy me pregunto: ¿qué quiere la gente? Quiere los cambios, pero no quiere la violencia, quiere el camino del medio, y nosotros no fuimos capaces de generar ese discurso para que la gente nos creyera”. (“La Tercera”, 22 de noviembre de 2021)
Está claro señor senador que la gente desea cambios dentro de un sistema democrático, con estabilidad, con gobernabilidad, con paz y tranquilidad, pero sin atentar contra las personas, sin vandalismo, sin quemar las estaciones, los establecimientos comerciales y las iglesias.
De ahí que Mariana Aylwin –hija del ex Presidente– piense en la perspectiva de que la Democracia Cristiana termine siendo ‘un vagón de cola de un gobierno de ultraizquierda’, si dicho partido acuerda apoyar y dar orden de votar por el candidato Boric. (El Líbero, 22 de noviembre de 2021) Lo dramático de esta tragedia es que la DC abandonó ‘el camino del medio’ y el personaje que ha escogido blandir el puñal de la muerte es hija de quien fuera el gran líder fundador de la Democracia Cristiana, acompañada por una comparsa cada vez más reducida de camaradas. Sería un final triste y vergonzoso; de esos epílogos para llorar.
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