Tino Santander

Caviares o hanku mistis

Se promueven como el think tank progresista

Caviares o hanku mistis
Tino Santander
27 de noviembre del 2018

 

Los caviares son un sector de la clase media alta limeña que oscila entre el liberalismo social y el pseudo izquierdismo arribista, y que pretende hegemonizar algunos espacios académicos y gubernamentales. Políticamente son inorgánicos, pero los mueve su instinto comercial, su avidez por el reconocimiento social y el puesto público. Los caviares han sido comunistas de ocasión (muchos de ellos fueron militantes del miraflorino Partido Comunista Revolucionario, o de algún otro grupo de izquierda, pero que nunca tomó las armas para hacer la revolución). Los campesinos cusqueños les decían los hanku mistis (los crudos que se creen señores). Siempre fueron revolucionarios de ONG y de diagnósticos sociales; se llamaban mariateguistas, pero la izquierda provinciana los consideraba mariateguistas de un solo ensayo.

Los caviares tienen en común el ser excomunistas, exsocialistas, exizquierdistas, extoledistas, exhumalistas, exvillanarista, exfuncionarios y exconsultores del fujimorismo. El ejemplo más claro de esta conducta fueron los caviares de la ONG Comisión Andina de Juristas, los que implementaron la reforma judicial fujimorista del marino José Dellepiane y del exvocal supremo Alejandro Rodríguez Medrano. Y lo hicieron en los tiempos más duros de la dictadura. Luego intentaron borrar con la mano izquierda (en el Gobierno de Paniagua) lo que hicieron con la oportuna mano derecha (en el fujimorismo).

Son los ejecutivos de diversas ONG y colectivos que defienden los derechos humanos, la diversidad sexual, el aborto, la legalización de las drogas recreativas (marihuana), la igualdad de género y la plataforma feminista. Pero no defienden este programa liberal por convicción, sino porque es un negocio que tiene financiación internacional.

Siguen siendo liberales y progresistas de ONG, siempre tendrán una causa democrática que defender, una reforma urgente que hacer, una lucha contra la corrupción que llevar, un spot para atacar políticamente (en nombre de la moral) a sus adversarios, o para bailar y apoyar a quienes los contraten. Ellos viven de los valores democráticos, por eso persistentemente están con el Gobierno de turno. Incluso lo hicieron con el Apra, partido al que desprecian por su composición social.

Los hanku mistis o caviares se venden como especialistas en conflictos sociales o analistas políticos y opinólogos del cartel mediático, pero nunca han estado en ningún conflicto social ni han participado en ninguna movilización política. Sin embargo, hablan de criminalización de la protesta social si son de oposición al Gobierno de turno; y si están en el Gobierno denuncian al movimiento social de tener vínculos con el terrorismo (el caso de Basombrío, exmilitante comunista, que acusa a los maestros en huelga de terroristas es el más patético de los últimos tiempos).

Además, como son incapaces de ganar una elección se promueven como el think tank progresista que se ofrece a todos los gobiernos y a todos los candidatos. Tal vez los veamos como asesores de Antauro o con el gran intelectual César Acuña. Además, no tienen escrúpulos para ir de partido en partido en nombre de la democracia.

Alucinan que son los únicos en el Perú que pueden comprender un libro de filosofía y de apreciar la armonía de las sinfonías de Mozart, Bach o Beethoven. Creen que solo ellos entienden el significado de una pintura de Picasso, de Van Gogh, de Monet o Goya, y que solo ellos han visitado un museo. Y se sienten los auténticos representantes de la cultura occidental en el Perú.

Los hanku mistis o caviares están crudos, como dicen los campesinos cusqueños. La sentencia de Simón Bolívar sobre la sociedad peruana colonial los retrata con acertado realismo: “El Perú, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo rara vez alcanza a apreciar la sana libertad: se enfurece en los tumultos, o se humilla en las cadenas”.

 

Tino Santander
27 de noviembre del 2018

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