Manuel Gago

Bukele reelegido en El Salvador

La derrota de los organismos de Derechos Humanos

Bukele reelegido en El Salvador
Manuel Gago
07 de febrero del 2024


La prensa mundial titula “contundentes primeros resultados en El Salvador”. La distancia entre Nayib Bukele y su más cercano competidor es insuperable; un 85% de votos lo llevará nuevamente a la presidencia del país centroamericano. Solo un 7% de votos obtiene el candidato izquierdista. Consiguió además la elección de 58 de 60 diputados. Con esta reelección, los organismos de Derechos Humanos –aparatos políticos dedicados a defender terroristas y criminales– han sido derrotados. Los comunistas dicen que la elección es ilegal por ser inconstitucional. Veamos.

Las reelecciones no son dañinas, son todo lo contrario. Con ellas permanecen la gestión y las políticas. Lo bueno sigue adelante, lo equivocado se corrige y los experimentos fallidos desaparecen. Las constituciones peruanas, con alguna excepción, y la de 1993 impedían la reelección inmediata. Las reelecciones de Alberto Fujimori fueron hartamente discutidas. Las interpretaciones dependían de la posición política de los actores del debate. Sin embargo, como Bukele, Fujimori ganaba reelecciones. A la luz de los resultados demostraba su enorme popularidad pese al cargamontón contra él por parte de medios de comunicación y organizaciones sociales, sindicatos y representantes de ONG controlados por los comunistas. 

También es cierto que las reelecciones son nocivas si el presidente en ejercicio busca reelegirse haciendo mal uso de su poder sobre los instrumentos gubernamentales. No obstante, en el interior, en donde el uso del poder en la reelección es descarado y el control ciudadano minúsculo, por la Constitución de 1993 los presidentes regionales y alcaldes podían ser reelegidos. Este escenario cambió en 2015. Y volvió a cambiar recientemente. En la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso de la República fue aprobado un dictamen que permite la reelección inmediata de gobernadores regionales y alcaldes. 

Abonando a la tesis de la no reelección, Martín Vizcarra –acusado de recibir coimas de distintos aportantes, incluso haciendo apagar las cámaras de seguridad de Palacio– propuso el referéndum del 9 de diciembre del 2018. Con un apoyo casi unánime de los medios de comunicación, la ola vizcarrista impuso la no reelección de congresistas. Los resultados del referéndum devastaron la política nacional y devalúan la representación. La población fue malamente inducida en contra de la reelección a pesar de una data parlamentaria que indica que menos del 20% de los congresistas eran reelegidos. La idea del Congreso inepto, corrupto e improductivo quedó en el alma de la gente. La mediocridad elegida por esa misma población abona contra el Parlamento. Una victoria más del comunismo en su afán de destruir las instituciones nacionales. 

La progresía - la que nunca gana elecciones - y el marxismo demonizan las reelecciones. El fin es anular a sus opositores, a los mejores, a los que ofrecen resultados resolviendo los problemas sustantivos, a los que demuestran capacidad técnica y de gestión. Esa progresía mafiosa –como se ha demostrado en los últimos años– atacó la reelección de Fujimori por no poder electoralmente contra él. El objetivo es destruir las bases económicas de la Constitución de 1993 y bloquear las buenas gestiones para gritar que el sistema democrático fracasa. Los socialistas buscan transformar el Estado, hacerlo mercantilista, de privilegios y prebendas, país de pobres estirando manos por constante ayuda del gobierno. 

Y así como acusan falsamente a Fujimori para desprestigiarlo, con Bukele hacen lo mismo. Lo tildan de dictador y repiten el sonsonete de supuestos vínculos entre Los Maras –organización criminal desarticulada– y funcionarios de su Gobierno. 

Los demócratas y libertarios ven a Bukele y Javier Milei como modelos. El primero entregó resultados. El segundo batalla la aprobación en el Congreso de un plan que convertiría a Argentina en potencia mundial. Pero los comunistas acechan, no descansan, tienen planes específicos para destruirlos. 

Manuel Gago
07 de febrero del 2024

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