Manuel Gago

Boluarte no asume sus responsabilidades

Perú no enfrenta el avance de países vecinos

Boluarte no asume sus responsabilidades
Manuel Gago
03 de enero del 2024


Ya está claro que nunca existió un “plan” contra la inseguridad ciudadana de Dina Boluarte. Los grandiosos resultados obtenidos contra el crimen en El Salvador, a punto de exterminar a las pandillas que ocasionaban asesinatos cada 15 minutos al inicio de la gestión de Nayib Bukele, no han sido tomados como ejemplos. Los asaltos y las extorsiones continúan inalterables en los distritos limeños con estados de emergencia. El fracaso era inevitable porque no se aplica la ley, no se castiga severamente a los cabecillas y reducidores, y no se expulsa –sin más trámite– a los delincuentes extranjeros. Y, por el contrario, se condena el uso de armas entregadas a los policías. Pero sobre todo, por la ausencia de decisión política, de un solo comando que integre a todas las fuerzas de seguridad nacional. 

Pero la situación peruana se complica todavía más. Boluarte no reacciona frente a un probable rezago de Perú en el mercado de capitales por el auge argentino que se avecina. Los discursos de Javier Milei son demoledores contra las castas que destruyeron la economía argentina. Si Milei logra en el corto plazo una arrolladora popularidad –tal como Fujimori en los noventa–, las inversiones llegarán al país del sur para hacer que sus pobladores vuelvan a comer carne y al mismo tiempo exportarla como antes. Asimismo, aseguraría la estrategia energética con el aprovechamiento de los yacimientos de gas y el valor agregado experimentado con el litio, que le permitiría exportar vehículos eléctricos en la región. El resultado será la recuperación de los estándares sociales de antes de la llegada de Domingo Perón. Sin embargo –no todo es color rosa–, una paralización o retroceso asusta a los argentinos. Ruegan que el gradualismo de Mauricio Macri, el que hundió sus reformas planteadas, no asome en La Casa Rosada. 

Lo que vemos, entonces, es clara ineficiencia de las autoridades nacionales frente al desempeño de los países vecinos. Pobreza y desempleo avanzan por la falta de inversiones, y hacen peligrar aún más la estabilidad social. No olvidar: el plan comunista de Perú Libre es llevar a extremos las contradicciones sociales. ¿Acaso, también, el plan Boluarte. que como presidenta no asume su responsabilidad de hacer crecer la economía? La sospecha es válida sabiendo que llegó a la política procedente de la extrema izquierda. 

Como se ve, en 2023 los avances en El Salvador y Argentina son notables. También en Chile, que concluye con los intentos de cambiar la Constitución (modelo de la región); y en Ecuador, con la elección del conservador Daniel Noboa. Contrariamente, aquí, en la última década, los años pasaron dejando estelas de deterioro. Importantes proyectos de desarrollo continúan postergados, mientras la impaciencia de la población alarga sus límites. Los presupuestos siguen siendo malgastados, como en ciertas obras de la reconstrucción del Norte, después de El Niño costero 2016-2017. Las aguas de los recientes temporales lo han demostrado en Chiclayo. 

Las crisis son constantes. Los seis presidentes, en los últimos seis años, han mostrado un voluntarismo político insustancial, mediocre, mezquino; ¿acaso a la medida de la población? Todos ellos estuvieron muy lejos del estadista ideal, aquel que desarrolla la economía y aplica las leyes para detener el avance de la delincuencia y “vandalismo”. 

Como en todo nuevo año, los estados de contrición intentan mejorar los comportamientos. No obstante, nada cambiará si se hace lo mismo y de igual manera, si no evolucionan los pensamientos, si no se mira más allá de las narices. Sin intentos sinceros de avanzar no habrá metas ni perspectivas de crecimiento. La mala política –ganar porque sí una elección– es el modelo mediocre de los que, audazmente, deciden apropiarse de la voluntad popular. Los caciquismos permanecen aun cuando se plantea lo contrario. Y así, sin ser malagüero, seguiremos estancados por falta de visión y por no seguir los buenos ejemplos.

Manuel Gago
03 de enero del 2024

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