Iván Arenas
Apra: representación política y sociedad emergente
El Apra fue un partido policlasista y de amplia base social
En estas semanas (y a propósito de la cancelación del Congreso Nacional Aprista) se ha abierto una intensa discusión en el interior del partido aprista alrededor de la denominada “renovación”. Hay quienes creen que el debate sobre esta renovación debe girar en torno a nuevos liderazgos, a la eficiencia de los procesos (propios de un partido moderno) y a la aplicación de tecnologías de la información. No obstante, todo indica que el debate sustancial no corresponde a esos temas. El principal problema del Partido Aprista es que desde hace tiempo ha dejado de representar las demandas, intereses y necesidades de un amplio sector de la población.
La teoría señala que todo partido político es intermediario entre la sociedad y el Estado. La “crisis” (en todo el sentido del término) que está atravesando el partido aprista se debe a que ha dejado de cumplir esa misión de intermediación. Hasta allí no hay nada nuevo. Podríamos decir lo mismo de Acción Popular y quizá del PPC. El surgimiento del Apra como una organización de masas, popular, policlasista y de amplia base social (empleados, obreros y agricultores) se debió también al fracaso de los partidos de la llamada República Aristocrática. Así, ni el Partido Liberal (de Durand), ni el Demócrata o el Civilista supieron representar las demandas, aspiraciones y necesidades de la nueva clase media peruana que emergió en las regiones (básicamente alrededor de las ciudades de la costa norte), ancladas al comercio mundial de la agroexportación y, de forma menor, a la minería.
Si tal aproximación es cierta, entonces habría una primera y única coincidencia entre la llamada República Aristocrática y este momento republicano que vive nuestro país. La coincidencia es que hoy, como a inicios del siglo XX, ha habido cuatro elecciones sucesivas ya que —ahora como entonces— el crecimiento económico ha traído estabilidad política. Sin embargo, las diferencias son tremendas. En la República Aristocrática (“el único ejemplo democrático”, dixit Valentín Paniagua) había una gruesa ventana que separaba al Perú oficial y al Perú andino (el “verdadero Perú” como indicaba González Prada). Esa gruesa ventana ha sido derribada en gran medida por la economía y el mercado. Hoy la ley no exime de la propiedad y el voto a la mayoría de la población, como antaño. Y ha surgido una clase media poderosa, una sociedad emergente que aún no tiene una nítida representación política a través de un partido o un movimiento.
En la formación del Apra, Haya de la Torre entendió el país que emergió durante la República Aristocrática y comprendió que se necesitaba un frente policlasista, un “bloque histórico”, y no un partido leninista, de clase. De allí que si hoy el Apra está en medio de una crisis de existencia es porque no ha logrado conectar con esta sociedad emergente a través de una plataforma que aglutine las demandas, aspiraciones y necesidades de esta nueva sociedad andina con voto y derecho a la propiedad, promercado y capitalista.
Semejante momento republicano que vive el país sirve para que se formulen algunas preguntas. Y quizá una cuestión central es de qué forma el Apra se puede convertir en el partido de la sociedad emergente, y qué proyecto histórico le ofrece al Perú republicano. Sin dudas, un tremendo reto.
Javier Iván Arenas
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