APRA: de la agenda social al frente social

El dirigente aprista Enrique Valderrama viene promoviendo la construcción de una gran agenda social que involucra diversos temas inmediatos. En la película de fondo están los más de 10 millones de pobres y en la agenda del mediano plazo las elecciones presidenciales del 2026. Veamos varias cosas.

Si la agenda social se ve como un movimiento táctico del aprismo en pleno para las próximas elecciones, entonces es una buena opción. No obstante, si la agenda social es un movimiento estratégico para gobernar un país entonces tenemos munición de alto calibre. Táctica y estrategia.

En la táctica, bajo el paraguas de la “agenda social” se podría reunir un conjunto de ideas, partidos, movimientos y posibles candidatos con miras a las elecciones del 2026 (¿2025?) Es decir, la “agenda social” es el “programa”, los puntos mínimos y ejes por donde confluiría el acuerdo de gobierno. Aquí iría el “frente social”, que no sería sino la “agenda social objetivada” como dicen los lingüistas. A propósito, Alan García fue uno de los arquitectos de un Frente Social que funcionó para ganar las elecciones del 2011.

En el modo estratégico, la “agenda social” se conecta con un propuesta de proyecto nacional que modernice el país. Si algo falta en las elites políticas peruanas es un proyecto nacional. Sin una agenda social, económica y popular no hay un proyecto nacional. La agenda social como una propuesta de proyecto nacional “modernizante” (si cabe la palabra) podría hacerle frente a una única (equivocada absolutamente) propuesta atávica que ronda por los sectores populares, que no es sino la de Antauro.

Entonces, a medida que se acercan las elecciones presidenciales, la idea de construir un Frente Social con una agenda social no es absolutamente baladí. Repito: de fondo hay una demanda social y económica urgente.