Luis M. Iglesias
APEC: la apuesta por nuestro futuro
Posicionará al Perú como la potencia económica que merece ser
Esta semana se inicia uno de los eventos que marcará el destino económico del país para los siguientes años, el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), en el marco del cual se inaugurará además el hub portuario más importante de América del Sur, como es el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay (TPMCH).
En otros ámbitos, la suma de estos eventos sería seguramente aplaudida como un logro clave que garantice el desarrollo y bienestar del país, porque lo convierte en un actor clave para la actividad comercial del Pacífico sur. Sin embargo, en nuestro país, dejando de lado la indiferencia que muchos ciudadanos muestran hacia estos acontecimientos, encontramos posturas que muestran más bien un rechazo absurdo, cuando no un aprovechamiento político de actores con ideologías trasnochadas que parecen preferir que el Perú se mantenga en una situación de pobreza, atraso y subdesarrollo.
Estas posturas buscan además utilizar una demanda totalmente válida de la población, como es la adopción de medidas efectivas contra la creciente criminalidad que asola diversos sectores económicos, desde empresas constructoras hasta pequeños comercios, fenómeno que afecta precisamente a aquellos grupos que se verán más beneficiados por el crecimiento comercial y económico que traerá la suscripción de nuevos Tratados de Libre Comercio y el aumento del tráfico comercial a través del Puerto de Chancay. Por ello, si bien es legítimo exigir mano más firme contra las extorsiones, asesinatos y cobro de cupos, la respuesta no la vamos a encontrar en plantones, marchas o jornadas de protesta, sino en un mayor respaldo ciudadano a la labor que puede cumplir la Policía Nacional, el Ministerio Público y el Poder Judicial.
En este marco, quienes se oponen al gobierno actual deberían, antes que buscar generar mayor inestabilidad del que ya tiene, presentar alternativas de gestión gubernamental que apunten a restablecer el orden y sacar de la pobreza a miles de familias que aún esperan alternativas de solución a sus reales demandas. Estas propuestas deberían incluir medidas que permitan combatir la delincuencia mediante acciones como un mayor control de armas y de la migración ilegal; brindar mayor seguridad a comerciantes y transportistas; favorecer a las empresas formales y combatir la informalidad, especialmente cuando ello involucra delitos más graves como la minería ilegal; incrementar el empleo y la producción, que permita sustentar una mejora en los ingresos de los trabajadores; fortalecer los programas sociales dirigidos a mejorar las capacidades de los más vulnerables; así como apoyar a los productores agrícolas, empresarios y artesanos a aprovechar las ventajas comerciales que implicará el hub de Chancay para insertarnos en el mercado internacional del Asia-Pacífico.
Lamentablemente, propuestas de este tipo parecen estar alejadas hoy de quienes buscan generar mayor barbarie y malestar del que ya existe, creyendo que así van a ganar más votos para el 2026. Por el contrario, lo que se debe hacer es canalizar el malestar ciudadano para buscar alternativas políticas más sólidas, congruentes y que apunten a un mayor desarrollo social y económico que llegue a todos los peruanos, a todos y cada uno de los rincones del país. Nuestro país ya está cansado de las oportunidades perdidas, de la maldición de los recursos naturales, de ser mendigos sentados sobre bancos de oro. Es momento de aprovechar las puertas que esta semana se abren para el Perú, y apostar por un mejor futuro, por posicionarnos en el mundo como la potencia económica que merecemos ser
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