Manuel Gago
APEC: ¡97% son mypes!
Perú fue atracción mundial y dará mucho de qué hablar
A los comunistas locales nada les cuadra, nada les satisface, les incomoda todo lo que no sea de ellos. Alevosamente mienten, ocultan cifras e inventan realidades paralelas. Alegan que las grandes empresas mineras y agroexportadoras son los únicos beneficiados del intercambio comercial APEC.
No dicen que de las 8,000 agroexportadoras peruanas, más de las tres cuartas partes son medianas y pequeñas empresas, muchas de ellas lideradas por mujeres que salen adelante con su propio esfuerzo, sin estirar la mano como pedigüeños, sin pedir ayudas al Estado, y arriesgando su capital, patrimonio e intelecto. Al respecto, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, les tapa la boca: ha señalado que las mypes constituyen el 97% de las empresas de la región APEC y que la meta es reducir los niveles de informalidad.
Los comunistas fracasaron en su intento de boicotear el foro APEC. Dina Boluarte se lució como anfitriona de los representantes de las 21 economías, entre ellos Joe Biden y Xi Jinping, presidentes de Estados Unidos y China, respectivamente. Boluarte y el también secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China le dieron el “play de honor” a las operaciones del puerto de Chancay, la iniciativa privada que consolida las relaciones comerciales entre Perú y China.
Dejando de lado las cifras, los comunistas también niegan los esfuerzos del empresariado nacional. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en setiembre del 2024 las exportaciones nacionales crecieron en 7.4%, un total de US$ 6,644.3 millones, respecto a setiembre del 2023, siendo China el principal comprador. Al país de los 1,400 millones de potenciales consumidores llegan las 600 variedades de frutas y verduras peruanas, cumpliendo los estrictos protocolos fitosanitarios exigidos por los mercados del primer mundo. Por su lado, las importaciones en el mismo periodo crecieron 2.1%, un total de US$ 4,229.7 millones.
Como se ve, las cifras no engañan, muestran la sólida performance de la economía a pesar del profundo deterioro de los partidos políticos y su representación parlamentaria, la ausencia de liderazgos, la pésima gestión municipal y regional, la ausencia de capacidades técnicas y de gestión de las autoridades, el Estado obsoleto y elefantiásico y, entre otros, el manejo opaco de los organismos electorales. Si el país lograra superar sus males, otro sería el cantar. Contra todas estas adversidades, el espíritu capitalista prevalece, es un muro de contención contra unos cuantos comunistas actuando como si fueran muchos.
¿Qué hacer? La respuesta la ofrece Donald Trump. El tamaño e ineficiencia del Estado es un problema global, agudizado por los criterios neomarxistas: más Estado, gasto, regulaciones y controles que perjudican el crecimiento y formalización de la economía. Trump fichó al multimillonario tecnológico Elon Musk, que se hará cargo de la reestructuración del Estado norteamericano. La meta de la perestroika gringa será reducir gastos, mejorar la productividad de la burocracia y aprovechar adecuadamente los fondos públicos. ¿Quién será capaz de proponerlo en Perú?
Fondos millonarios de USAID son destinados al mundo por medio de oenegés para socavar las libertades, la democracia, el capitalismo y el mercado libre, preceptos fundamentales de Estados Unidos. Y al mismo tiempo, esos son fondos son usados para avivar la cultura “woke” promovida por el nocivo marxismo del siglo XXI.
Perú fue atracción mundial y dará mucho de qué hablar. La mayoría de medios dieron una tregua, y las dirigencias violentas no tuvieron acogida. La mayoría estuvo atenta al acontecimiento de Chancay, uno de esos que por acá suceden pocas veces en la vida.
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