Javier Agreda

Anora: una cenicienta posmoderna

Reseña de la película nominada a seis premios Oscar

Anora: una cenicienta posmoderna
Javier Agreda
12 de febrero del 2025


El director norteamericano Sean Baker (Nueva Jersey, 1971) ha construido una filmografía que se mueve con soltura entre el realismo social y la exploración de los márgenes de la sociedad estadounidense. Con
Anora (2024), su última y más ambiciosa película hasta la fecha, retoma estos elementos, pero con un giro inesperado: un relato que comienza como un moderno cuento de hadas y deriva en una comedia de enredos. Acaso esa peculiar combinación le ha servido para convertir a Anora en una de las favoritas para obtener, el próximo 10 de marzo, el Oscar más importante: el de Mejor Película. 

Desde su introducción, la historia de Ani –una excelente interpretación de Mikey Madison (California, 1999)– nos sumerge en un Nueva York vibrante, donde el glamour y la precariedad conviven en un delicado equilibrio. Ani es una bailarina de striptease que, lejos de victimizarse, encuentra en su trabajo una forma de independencia. Su vida cambia cuando conoce a Iván (Mark Eydelshteyn), el joven hijo de un muy importante mafioso ruso, quien la introduce en un mundo de excesos y opulencia. El relato se desarrolla inicialmente con un tono fresco, equilibrando el cinismo con el encanto, como una versión posmoderna del mito de Cenicienta que recuerda, en su agudeza, a los primeros trabajos de Paul Thomas Anderson; y también a Mujer bonita (1990), pero sin el romanticismo ingenuo de esta última. Finalmente, Ani e Iván llegan incluso a casarse.

La historia tiene un quiebre drástico cuando la familia de Iván entra en escena, transformando a la película en una farsa de ritmo descontrolado. Un grupo de mafiosos rusos liderado por Toros (Karren Karagulian), Garnick (Vache Tovmasyan) e Igor (Yuriy Borisov) secuestran a Ani en un intento de anular ese matrimonio. Este cambio tonal no está exento de interés: Baker introduce una comedia absurda que recuerda por momentos a los hermanos Coen; pero la transición es demasiado abrupta: el ritmo se vuelve errático, con secuencias de búsqueda y persecución que se alargan innecesariamente, afectando el desarrollo narrativo y haciendo que la película pierda parte de su fuerza inicial.

Uno de los principales problemas en esta segunda mitad es la transformación de los personajes. Iván, quien al inicio es presentado como un joven inocente pero carismático, se convierte de repente en una caricatura histérica y cobarde. Pero más preocupante aún es el cambio en Ani: lo que comenzó como un personaje con agencia propia y capacidad de maniobra se convierte en alguien que reacciona pasivamente ante los acontecimientos. En vez de aprovechar su situación para sacar el mejor partido posible, como lo había hecho hasta entonces, parece resignarse a ser una víctima de los eventos. Esta pérdida de protagonismo diluye parte del interés que generaba su historia.

Visualmente, Anora es la película más cuidada de Baker hasta la fecha. La colaboración con el director de fotografía Drew Daniels dota al filme de una estética más estilizada, sin perder la autenticidad que caracteriza al cineasta. Los contrastes entre los espacios que habita Ani, desde el club de striptease hasta los opulentos escenarios de Las Vegas, refuerzan el choque entre los dos mundos en los que ella transita. Como siempre con Baker, lo que importa no es solo la historia que cuenta, sino cómo nos hace mirar el mundo a través de los ojos de sus personajes.

Pese a sus problemas de ritmo y coherencia, Anora sigue siendo una película valiosa. Su primera mitad está entre lo mejor que Baker ha filmado, con una protagonista magnética y una premisa que desafía los convencionalismos del género. Lamentablemente, su segunda parte no está a la altura; aun así, la película recupera algo de fuerza en su tramo final, gracias a la complejidad de la relación que se establece entre Ani e Igor (interpretado por Yuriy Borisov), quien a pesar de ser parte del grupo que secuestra a Ani adquiere matices que lo alejan del villano unidimensional. Su interacción con ella en las últimas escenas sugiere una dinámica mucho más rica de lo que podría parecer en un inicio. 

En el contexto de la carrera por el Oscar, Anora se mantiene como una de las contendientes con mayores posibilidades, especialmente después de que Emilia Pérez cayera en desgracia. Anora ya ha obtenido este año la Palma de Oro en el Festival de Cannes y el Critic Choice Award, y tiene seis nominaciones para los premios Oscar: Mejor Película, Mejor Director (Sean Baker), Mejor Actriz Principal (Mikey Madison), Mejor Actor de Reparto (Yuriy Borisov), Mejor Guion Original (Sean Baker) y Mejor Montaje (Sean Baker).

Javier Agreda
12 de febrero del 2025

NOTICIAS RELACIONADAS >

La naturaleza como espejo: Un cocodrilo duerme la siesta

Columnas

La naturaleza como espejo: Un cocodrilo duerme la siesta

Irma del Águila (Lima, 1966) es una de las voces más des...

07 de febrero
Narrar el caos

Columnas

Narrar el caos

  El ensayista y crítico literario Gustavo Faverón...

31 de enero
Reconstrucción de una vida en sombras

Columnas

Reconstrucción de una vida en sombras

En 2024, La llamada. Un retrato, de la periodista y escritora argentin...

08 de enero

COMENTARIOS