Luis Enrique Cam

Acceso a la lectura: un derecho ignorado

Gobiernos municipales deben implementar bibliotecas en las escuelas de su jurisdicción

Acceso a la lectura: un derecho ignorado
Luis Enrique Cam
23 de octubre del 2024


En Estocolmo, la mayoría de sus habitantes —niños, jóvenes y adultos— no tienen que caminar más de 600 metros desde la puerta de sus casas para llegar a una biblioteca pública. Estos espacios, bajo el concepto de "biblioteca pública para todos", están distribuidos en cada barrio. Desde principios del siglo XIX, el Estado sueco entendió la importancia de fomentar el hábito de la lectura y estableció una ambiciosa política para crear bibliotecas en todo el país. Hoy, Suecia cuenta con más de 2,000 bibliotecas y 120 bibliobuses para atender las zonas rurales menos pobladas.

Los líderes del país de los premios Nobel comprendieron que los libros son mucho más que simples fuentes de información: son herramientas esenciales para el desarrollo integral de las personas. A través de ellos se fomenta el pensamiento crítico, la creatividad, la tolerancia y la capacidad de relacionarse con los demás.

En contraste, en Lima —una ciudad llena de desafíos— estamos aún muy lejos de tener una biblioteca pública en cada barrio. Nuestros gobernantes, en todos los niveles, han ignorado este derecho humano a la cultura y al desarrollo personal. No se trata de falta de recursos, ya que el costo de implementar una biblioteca básica es mucho menor que la inversión necesaria para reparar cinco cuadras de pista. La razón es simple: no está dentro de las prioridades del gobierno.

Durante su último discurso del 28 de julio, la presidenta Dina Boluarte anunció que su gobierno tiene la meta de implementar 40 bibliotecas en las provincias del país, de las 196 que existen a nivel nacional. Una cifra muy lejana de las 2,000 bibliotecas en Suecia, un país que, además, tiene solo un tercio de la población peruana.

El problema de fondo radica en que nadie puede amar lo que no conoce. Por eso no es sorprendente que la mayoría de nuestros políticos no cultive el hábito de la lectura. Los resultados de comprensión lectora en las pruebas internacionales, como la prueba PISA, son un claro reflejo de esta realidad. No ahondaré en detalles que ya son bien conocidos por la opinión pública.

Si partimos de la premisa de que el hábito de la lectura trae grandes beneficios para las sociedades, es urgente proponer una solución que ayude a revertir la situación en el Perú.

Infraestructura subutilizada: una oportunidad

Muchas de las instituciones educativas emblemáticas (IEE) y otros colegios públicos son utilizados únicamente durante las mañanas y las primeras horas de la tarde. Rara vez tienen horarios nocturnos. Aunque algunos de estos colegios cuentan con bibliotecas, la mayoría son espacios elementales que necesitan con urgencia una modernización: mejores catálogos, mobiliario adecuado para la exhibición de libros, y sillas y mesas cómodas para los usuarios. Hasta ahora, el Ministerio de Educación (Minedu) no ha sido capaz de implementar bibliotecas adecuadas ni siquiera para los escolares.

Ante la necesidad urgente de bibliotecas modernas tanto para los escolares como para el público en general, propongo que los gobiernos municipales distritales, a quienes la ley faculta para la promoción de bibliotecas, colaboren con el Minedu. Juntos podrían implementar bibliotecas en los colegios públicos de su jurisdicción, permitiendo su uso tanto por los estudiantes durante el horario escolar como por los vecinos en las tardes y fines de semana. Estas bibliotecas podrían tener "dos puertas": una que dé acceso a los escolares en las mañanas y otra que permita el ingreso de la comunidad desde la calle en horarios fuera del escolar.

Esta iniciativa tendría un impacto social y cultural directo, y estoy seguro de que tanto los padres de familia como los vecinos apoyarían la medida. El mantenimiento de estas bibliotecas podría financiarse con recursos municipales y con una pequeña cuota de membresía por parte de los usuarios.

Para hacer realidad este sueño es imprescindible la voluntad política. Tanto los alcaldes distritales de Lima como el ministro de Educación deben comprometerse con esta causa. Podemos comenzar con una biblioteca piloto en cada distrito de Lima. Con eso tendríamos 43 bibliotecas en un año, una cifra que superaría la meta del gobierno central para todo el 2024 a nivel nacional. Luego la experiencia se podrá replicar a nivel nacional.

Luis Enrique Cam
23 de octubre del 2024

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