2014-2024: la década perdida

Estimado lector, la década perdida empieza con dos hechos que ocurrieron durante el gobierno de Ollanta Humala en el 2014. El primero de ellos es que aquel año 2014 por primera vez se produjo un retroceso del PBI luego de más de cinco años de crecimiento sostenido. Ese año apenas crecimos 2,4% según datos del propio Banco Central y desde allí el Perú no ha levantado vuelo. 

El segundo es que el 2014 fue el año de mayor confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo. El Parlamento literalmente se “bajó” dos gabinetes. La oposición unida en el Congreso no le dio el voto de confianza a dos gabinetes: el de René Cornejo y el de Ana Jara. Finalmente le daría el voto de confianza a Jara solo cuando el Ejecutivo derogó la ley de aportes obligatorios de los independientes a la AFP u ONP.

Desde ese 2014 hasta el sol de hoy todo ha ido de mal en peor porque ese año empezaría el peor ciclo de desestabilización y auténticos dolores de cabeza para la gobernabilidad de los últimos años para la república. Otro dato que abona todo lo anterior: del 2014 al 2015 la pobreza solo bajaría en alrededor de 1%; es decir de 22.73% a 21.77%. 

¿Qué ha pasado? ¿Por qué una de las economías otrora el “milagro” de América del Sur dejó de crecer a ritmos importantes, reducir pobreza con agresividad y generar mayor empleo? A juicio del suscrito la causa es la intensa guerra política, el auge de la “anti política” (con la polarización fujimorismo/antifujimorismo) y la dificultad enorme para llegar a consensos a largo plazo. 

En solo una década ocurrieron sismos de grado sumo. La elección de PPK y el desangramiento en la derecha con el fujimorismo a la cabeza, el caso de corrupción de Odebrecht, la asunción de Martín Vizcarra, cierre del Congreso, la pandemia del Covid19, la recesión económica, la llegada efímera de Merino, el suicidio de Alan García, la politización extrema de la justicia (con verdaderos show televisivos de algunos líderes políticos y el papel mediático deplorable de fiscales),  la presidencia de Sagasti con un putsh de la calle de por medio, la elección del inepto Pedro Castillo y la posterior presidencia de Dina Boluarte, con las asonadas violentas que dejaron lamentablemente alrededor de 60 víctimas, la salida de la cárcel de Alberto Fujimori, el aumento de pobreza y una nueva recesión. Todo ello en el terreno de la política. 

Como señalé líneas arriba, si tuviera que subrayar algo sería que ha sido la polarización fujimorismo/antifujimorismo que ha ahogado toda discusión, acuerdo o pacto y vulgarizados el espacio público. Algunos analistas se aventuraron a escribir que política y economía iban en “cuerdas separadas”. Nada de lo anterior es cierto. La política es política económica y la economía siempre es economía política. No hay cuerdas separadas. 

Una década perdida. Más pobreza, menos empleo, menos inversión privada y sobre todo sin miras de consensos. Más antipolítica, más antifujimorismo/fujimorismo. Así llegaremos al 2026 sin saber qué sucederá.