LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Una nueva elección?
Luego de las posibles exclusiones de Guzmán y Acuña
En la hipótesis de que el JNE ratifique la decisión de excluir a Julio Guzmán y a César Acuña del proceso electoral, no obstante que faltan 35 días para las elecciones, no es arriesgado sostener que enfrentaríamos un nuevo proceso electoral en el que todo podría suceder, sobre todo, en la intensa disputa por el segundo lugar de las preferencias. Una vez más todo dependerá de la pura política, de la estrategia y del nervio de los actores, no solo para proponer sino para crear la “bestia negra”, el mal mayor de estas elecciones.
En una campaña electoral nacional, de alguna manera, se pone en suspenso las reglas de colaboración y pactos entre rivales que predominan en la democracia y se resucitan las leyes de la guerra, que se gana o se pierde dependiendo de la definición del enemigo principal. Hasta hoy el bloque político, mediático y cultural, que encumbró a Ollanta Humala en las elecciones del 2011 ha tenido cierto éxito convirtiendo a Alan García en el mal mayor en la disputa por el segundo lugar. Si alguien creía que la demonización de García solo lo afectaba a él se equivoca de plano. Semejante escenario desencadenó un humor anti establishment que también comenzó a erosionar la candidatura de PPK y a tocar el respaldo granítico de Keiko Fujimori.
Cuando el mal mayor que se enfrenta en una elección –al igual que en la guerra- se define en el imaginario electoral los resultados son previsibles. Primero PPK se convirtió en la alternativa, pero luego apareció César Acuña representando a la novedad. No duró demasiado por una trayectoria repleta de estropicios. Luego Guzmán se convirtió en el aparecido y si queda fuera de la elección una tremenda posibilidad es que el carrusel de novedades continúe. Alfredo Barnechea y Verónica Mendoza son las cartas en juego por mérito propio. Barnechea ha demostrado una cultura política que justifica largamente su situación expectante y Mendoza aprende con rapidez con la tolerancia de los medios que se endurecen ante el fujimorismo y el aprismo. Si este escenario continúa todo es una interrogante, hasta la propia segunda vuelta.
Sin embargo la política es más arte que ciencia porque, a veces, el político es capaz de cambiar las percepciones de la mayoría. ¿Qué sucedería si en esta elección emergiera otro mal mayor, diferente al que parece haberse instalado en el humor de un sector? El bloque político, mediático y cultural que ungió a Humala es el mismo que hoy cultiva el anti aprismo en una guerra de primer tiempo y afila los cuchillos para el anti fujimorismo en el segundo tiempo. Semejantes polarizaciones y antis fueron promovidas por Palacio, por Nadine Heredia, en los últimos cinco años, ¿por qué tamaña verdad no está en el imaginario de la gente? ¿No hay el político capaz de voltear las percepciones?
El señalado bloque es responsable directo de la desinstitucionalización, la desaceleración económica y la corrupción del país. Es un bloque que, con cierta astucia, pretende que los electores se definan por “la historia” antes que por el mediocre presente que nos deja el nacionalismo. Allí está su mérito y allí están los límites del fujimorismo, pepekausismo y del aprismo.
En todo caso si el escenario electoral avanza por los carriles mencionados no solo será porque los políticos se desconectaron de la explosión de las redes sociales y de un electorado con mayoría juvenil, sino, principalmente, de los errores políticos, de la pura política. Increíble que políticos duchos se olviden de algunas reglas de la política.
Por Víctor Andrés Ponce
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