LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Una boda y una guerra cultural
La leyenda negra y el intento de demonizar lo “español”
El matrimonio entre Belén Barnechea y Martín Cabello de los Cobos, un noble español, se convirtió en un capítulo más de la guerra cultural que se escenifica en el Perú y en Hispanoamérica, luego de que en la hoy célebre boda se recrearon “La danza de la soga” y otras escenas de la cultura Moche. No se conoce todo con exactitud, porque la información viene de redes sociales y noticias periodísticas, pero también se escenificó parte de la presencia española en el Perú virreinal.
Hasta allí todo tranquilo, como se suele decir. Sin embargo, en el diario El País de España se señaló que las escenas correspondían a unas de esclavos como protagonistas. En ese punto el asunto era evidente: las imágenes se estaban utilizando como parte de la guerra cultural que las izquierdas y el progresismo han desatado en Hispanoamérica.
El asunto fue tan evidente que el Gobierno de Pedro Castillo –es decir, el régimen que nos propone abandonar el Perú y la peruanidad para organizar una república plurinacional a través de una asamblea constituyente– también metió su cuchara. Hubo condena. El asunto entonces se convirtió en tema de debate nacional.
¿Cómo explicar la reacción en contra de una boda en Trujillo? Entre los retazos de información se pueden adelantar conclusiones: escenas de culturas preincas, de representantes del virreinato y la presencia de un esposo de la nobleza española. Todas las imágenes y colores pueden ser elementos de la Conquista, el encuentro de dos mundos, que ha producido uno de los mestizajes más impresionantes de la historia de la humanidad.
Más allá de los yerros u objetivos de las escenas de la boda trujillana, es incuestionable que la oleada progresista, no puede aceptar que nadie se atreva a celebrar la Conquista. Allí está la gran madre de todo este cordero, pero que tiene sus raíces en las tesis de Álvaro García de Linera sobre los pueblos originarios y el indigenismo del siglo XXI. Tesis que ya se cargaron el Estado de Bolivia y lo han disuelto en la plurinacionalidad de Evo Morales, y que encandilan al presidente de Chile, Gabriel Boric, y pretenden licuar el gran estado chileno.
Para que las entelequias de los pueblos originarios prosperen es necesario convertir a la Conquista en uno de los infiernos de Dante. Es decir, es necesario ignorar que el mundo indígena y las sociedades andinas prosperaron por la directa protección de la monarquía española, que creó la República de Indios y convirtió a los nativos de América en vasallos del rey, al igual que los de Castilla, por ejemplo. Es necesario también ignorar que los indígenas peruanos siempre se opusieron a la independencia porque temían que la eliminación de la nobleza indígena, y que la pérdida de la protección real los dejaría inermes frente a “los criollos republicanos”, tal como efectivamente sucedió.
Igualmente es necesario ignorar que la república y la independencia se convirtieron en los peores enemigos del mundo indígena. La independencia aplastó tanto a los comuneros de los Andes que Ciro Alegría tuvo que escribir sus novelas conocidas.
No es casual entonces que hoy se intente demonizar a una simple boda trujillana. Matrimonios hay todos los fines de semana. Sin embargo, si osas celebrar la Conquista el ataque será inclemente.
COMENTARIOS