LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Terminó el gambito de Perú Libre en la oposición
Comunistas votan en bloque en contra de ley sobre confianza
La decisión de la mayoría republicana (79 votos) de insistir en la ley que regula el uso de la cuestión de confianza por parte del Ejecutivo es una poderosa señal al mundo y a los propios jerarcas bolivarianos: en el Perú el sistema republicano agoniza, es verdad, pero está defendiendo con uñas y dientes la Constitución y las libertades.
La insistencia en la ley de confianza restablece el equilibrio de poderes y detiene en seco la estrategia del Ejecutivo de cerrar el Congreso a través de propuestas que violan la Constitución y el ordenamiento legal: asamblea constituyente y nacionalizaciones. El Gobierno, pues, no podrá plantear confianza alrededor de un proyecto de reforma constitucional para instalar una constituyente.
De otro lado, la votación sobre la insistencia de la ley de confianza revela que el anuncio de Perú Libre de pasarse a la oposición porque “el gobierno de Castillo” se había derechizado, solo fue un cohetón de octubre, destinado a confundir y desarmar a la oposición. No lo lograron. Al final todos los congresistas de Perú Libre y las demás corrientes comunistas votaron en bloque en contra de la insistencia de la mencionada ley y en defensa del gobierno de Castillo.
La conclusión es que los estrategas comunistas se están creyendo el cuento de que en la derecha, en los sectores republicanos y en las corrientes democráticas, solo hay legiones de incautos que pueden seguir creyendo indefinidamente en el relato de “un presidente Castillo bueno” y “los malos de Perú y el Movimiento por la Amnistía de Derechos Fundamentales”. Una expresión de soberbia extrema.
En cualquier caso, el gambito de la oposición de Perú Libre ha terminado. El juego de los perulibristas solo busca un objetivo: acelerar el cierre del Congreso e instalar una constituyente para convertirse en los dueños de las propiedades y ahorros de las familias y las empresas. En ese camino pueden apostar a negarle la confianza al Gabinete Vásquez y luego proponer otro más inviable que los dos consejos de ministros previos.
La amenaza totalitaria contra el sistema republicano entonces sigue vigente. Un dato que la mayoría republicana en el Legislativo debe procesar para organizar una agenda clara en defensa de la Constitución, las libertades y el modelo económico que se pretende destruir con anuncios en contra del sistema constitucional y la inversión privada.
En cualquier caso, es hora de entender que la defensa exitosa de la constitucionalidad no solo pasa por reaccionar frente a iniciativas antidemocráticas sino, sobre todo, por la iniciativa política.
La insistencia en la ley de confianza lo demuestra de principio a fin.
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