LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Surge el post alanismo?
Las consecuencias políticas de la derrota inminente del Apra en los comicios ediles
Cuando Enrique Cornejo señaló que Alan García no lo acompañaba en su campaña a la alcaldía de Lima, “porque no le gustaba caminar”, revelaba la dependencia electoral del aprismo de García y dejaba en evidencia que existían diferencias en Alfonso Ugarte. Unos días antes el propio Cornejo había hablado de “desapristizar” sus propuestas y algunos militantes le habían respondido con artillería pesada. ¿Qué está sucediendo en el Apra?
Todo parece indicar que un sector del Apra –que ha lanzado a Cornejo en Lima- considera que el intento de inhabilitar a García podría pasar y pretende experimentar qué significa el partido sin la locomotora electoral de las últimas décadas. Es decir, algo así como el Apra post Alan. De otra manera, no se entiende la candidatura de Cornejo que hoy lucha por sobrepasar apenas los tres puntos.
En política las acciones valen por sus consecuencias. ¿Un resultado humillante en Lima favorecería o debilitaría al partido de la estrella? Es evidente que mermaría las posibilidades del Apra, sobre todo, considerando que García desequilibra en cualquier elección nacional.
La izquierda y los sectores autoritarios del país le han puesto la puntería a García tal como acaban de apuntar sin éxito contra la candidatura de Luis Castañeda. Semejante objetivo parte del siguiente criterio: Keiko Fujimori debe pasar a la segunda vuelta y, sobre la marcha, el antifujimorismo, el principal partido político de las últimas décadas, debe volver a resurgir. En ese contexto, se debe evitar que García se presente como el mal menor y como la única alternativa para detener al fujimorismo.
Pero si se inhabilita a García, se dibuja una enorme interrogante. ¿Quién puede hacer frente a Keiko? ¿PKK, Lourdes Flores, Gastón Acurio o Nadine Heredia? La histeria que desata los anti en el país borra las fronteras entre democracia y autoritarismo. Ya pasó en el 2011. De allí que el asunto de la inhabilitación a un candidato en carrera es una cuestión de la democracia, porque una votación del Congreso no puede prefigurar un escenario electoral.
Los sectores apristas que empiezan a considerar el post alanismo en el Apra, ¿no advierten que es una manera de resignarse frente a una clara estrategia autoritaria? ¿No se dan cuenta de que la humillación electoral en Lima debilita a su candidato presidencial? Puede haber argumentos racionales como el hecho de que los partidos y las colectividades institucionales se construyen en elecciones, pero esa misma racionalidad nos indica que no hay mejor momento para fortalecer las organizaciones políticas que las elecciones nacionales.
En todo caso aquí no solo analizamos los problemas del Apra, sino también el papel del factor García en la política del país. El antiaprismo corriente nos lleva a olvidar verdades incuestionables de la política y la historia. Por ejemplo, no se puede entender el siglo XX del país sin el Apra y Víctor Raúl Haya de la Torre. No se puede entender la persistencia de la democracia y la economía de mercado sin la astucia de García en el 2006, cuando con la historia y los antecedentes absolutamente en contra, doblegó a un Humala que –muy pocos lo dudan- entonces era un representante incuestionable del proyecto bolivariano.
De una u otra manera en los encontronazos apristas en la campaña de Lima también se vislumbran las encrucijadas nacionales, porque García continúa siendo un factor autónomo de la política. A medida que se acerque la fecha de las elecciones nacionales la figura del líder aprista crecerá y si él desarrolla una estrategia victoriosa hacia el 2016 a lo mejor, en vez de post alanismo, se tendría que hablar de refundación del aprismo con el estandarte alanista. Si García llega por tercera vez a la Presidencia, entonces, el Apra habrá tenido a Haya de la Torre en el siglo XX y a Alan en el XXI. Veremos dijo el ciego.
Por Víctor Andrés Ponce
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