LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Reflexiones opositoras
¿Cuál es el objetivo del Apra y Fuerza Popular en las elecciones limeñas?
La considerable ventaja de Luis Castañeda con respecto a Susana Villarán y la casi invisible ubicación de Enrique Cornejo, candidato del aprismo, y de Alberto Sánchez Aizcorbe, postulante del fujimorismo, en los sondeos de opinión obligan a preguntarnos sobre el papel que pueden jugar las variables de oficialismo y de oposición en las elecciones capitalinas. Es evidente que los comicios metropolitanos, como cualquier proceso edil, son de naturaleza vecinal, pero no pueden sustraerse a su contenido político: un tercio de los electores se concentran en Lima.
Los resultados en las elecciones limeñas, ¿tienen alguna relevancia para el 2016? Todo parece indicar que, en la coalición centroizquierdista (Partido Nacionalista, Perú Posible, Ciudadanos por el Cambio y demás grupos marxistas), que se aglutina detrás de Villarán, la respuesta es afirmativa. En muchos sentidos la izquierda sí parece tener plena consciencia de sus intereses a diferencia de los demás grupos opositores. Al margen de un eventual triunfo de Castañeda, si la convergencia de centroizquierda consigue, por ejemplo, un 20% para Villarán, en ese espacio se podrá sostener que ya tienen una posible candidata y que le propinaron una paliza al aprismo y el fujimorismo en la capital.
¿Se está forzando el análisis? Puede ser. Finalmente, si las tendencias en los sondeos se mantienen, la tunda electoral que le pegaría Castañeda a la centroizquierda no debería dejar un hueso sano en la mencionada coalición. Pero, ¿por qué extraña razón dos fuerzas que son favoritas para disputar la segunda ronda electoral se exponen a una humillación, donde el 3% de los votos es la gloria? Nadie lo sabe. Quizá se haya olvidado que Orrego, Barrantes, Del Castillo, Andrade y el propio Castañeda, quienes, luego de ser alcaldes capitalinos, soñaron con sentarse en la Casa de Pizarro y, si bien no llegaron, el ejercicio del cargo fue tan potente que los puso en carrera.
Otro elemento a considerar es que, detrás de los alineamientos municipales, ya comienza a esbozarse una polarización entre oficialismo y oposición. Es evidente que la “investigación” que pretendió convertir el caso Comunicore (refrito de dos elecciones pasadas) en una pesquisa de “narcotráfico”, tiene impulso palaciego. Además, es absolutamente razonable que para alcanzar 20 puntos en la votación y evitar que Salvador Heresi le expropie el derecho a representar el voto no-Castañeda, Villarán tiene que colgarse de una de las cornisas de Palacio.
Ante la hipótesis de un triunfo de Susana, ¿acaso no se reactivaría la agenda de una potencial reelección conyugal como, precisamente, venían denunciando el fujimorismo y el aprismo? No lo decimos nosotros, sino que ambas fuerzas nos reventaron los oídos con ese argumento durante los tres años de administración humalista.
Al aprismo y al fujimorismo tenemos que agradecerle el fiel cumplimiento del primer deber de una oposición en democracia: garantizar la alternancia democrática y el desarrollo del control político. Sin el concurso de estas fuerzas no habría sido posible desmontar la reelección conyugal, pero, ¿el suelo está tan parejo como para jugar a las elecciones? En todo caso, una pregunta: Si los resultados se mantienen, ¿el fujimorismo y el aprismo saldrán fortalecidos o más debilitados de las elecciones capitalinas? La respuesta es incuestionable.
A medida que se acerque la hora de votación, Susana, cada vez más, tendrá que recostarse sobre los muros palaciegos y ponerse todas las indumentarias que la vinculen con la pareja presidencial. Ella ya lo dijo: Espera que Nadine Heredia vote por la reelección. La política es así de tirana y tiene sus leyes como la física. De lo contrario, la coalición de centroizquierda caminará al filo de los abismos. Semejante desplazamiento, casi por inercia, obligará a Castañeda a asumir la indumentaria opositora. Si la guerra sucia continúa, es probable que esto suceda con mayor rapidez e intensidad. En un contexto así, ¿qué harán los apristas y fujimoristas?
Por Víctor Andrés Ponce
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