LA COLUMNA DEL DIRECTOR >

Reflexiones después de la censura

Reflexiones después de la censura
Víctor Andrés Ponce
16 de diciembre del 2016

El radicalismo antifujimorista quiere el fracaso de PPK

Por Víctor Andrés Ponce

Cuando en un sistema constitucional predominantemente presidencialista un sector político y una mayoría mediática intentan organizar la política en función de la oposición al Legislativo —tal como sucede con el radicalismo antifujimorista— pueden existir dos razones: ocultar las responsabilidades del Ejecutivo o arrinconar a una mayoría legislativa. En ambas posibilidades el perdedor siempre será el actual gobierno, que representa a la tercera bancada del Legislativo.

Si el Ejecutivo tiene la principal responsabilidad del Estado, del sistema de gobernabilidad y concentra la iniciativa política e institucional, ¿cómo se pretende organizar la política en función de la oposición al Legislativo? Desde que se inventó la democracia las amenazas a la libertad siempre han provenido de reyes y ejecutivos, sin embargo en el Perú el antifujimorismo radical nos quiere decir que las amenazas provendrían del Congreso. Solo la Convención de la revolución francesa o la Duma zarista de la revolución bolchevique —ambas asambleas legislativas— quebraron la libertad.

El bloqueo de la gobernabilidad por la colisión de poderes siempre ha propiciado el zarpazo autoritario. Así sucedió en el Perú  del siglo XX con los pronunciamientos militares, y así puede suceder en el 2021 con el antisistema, tal como se vislumbró en las elecciones del 2006, del 2011 y del 2016 (Verónika Mendoza casi pasa a la segunda ronda). El antisistema, pues, es parte inevitable de la agenda de las próximas elecciones nacionales. El fujimorismo y el pepekausismo entonces deben pactar —sin abandonar los papeles de oficialismo y oposición— casi como una estrategia de sobrevivencia.

El radical antifujimorista lanza amenazas veladas: si PPK se acerca al fujimorismo “las masas antifujimoristas” se volverán en contra de Palacio. Hay que evitar arrodillarse ante los naranjas y no ser cobardes, se dice como si la política se desarrollara en un campo de batalla. En el delirio extremo se intenta comparar la política peruana con pasajes de la Segunda Guerra Mundial, y se comete el despropósito de parangonar a los fujimoristas con los nazis. Como se aprecia, empieza a surgir un nuevo lenguaje senderista que predice cementerios y océanos de sangre.

La mayoría nacional se volverá en contra del actual gobierno y las calles se poblarán de protestas si el Ejecutivo no desarrolla las reformas de segunda generación que el Perú necesita para seguir creciendo a tasas altas y continuar reduciendo pobreza. No se puede avanzar hacia esas reformas sin un pacto pepekausista-fujimorista. Imposible. Por ejemplo, no empujaremos la reforma educativa a la velocidad requerida sin un acuerdo nacional

Mientras el radicalismo antifujimorista denuncia a una “mayoría corrupta y mediocre” en el Legislativo, mientras pretende que las masas cerquen al Congreso, se van acumulando los problemas que terminarán sitiando a la administración PPK . En un contexto de ese tipo será cada vez más difícil para el fujimorismo sostener al actual gobierno.

Luego de la censura, de una u otra manera, el Gabinete y el propio Presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, necesitan un nuevo aire. Y el oxígeno solo puede provenir de la mayoría legislativa. La política es el arte de lo posible y ya se encontrará la manera de empoderar nuevamente a Zavala, porque es el único personaje que —al menos por ahora— puede salvar la relación pepekausismo-fujimorismo (todo cambiaría radicalmente para bien si se produce la cumbre PPK-Keiko).

Al respecto vale recordar que la decisión de no renunciar del ex ministro Jaime Saavedra y la decisión de PPK de dejarlo hacer fue el último gran triunfo del radicalismo antifujimorista que busca disolver el Congreso. Veremos si mantiene la influencia. Pero esa estrategia (incluyendo la cuestión de confianza) siempre pasaba por derribar a Zavala. Es hora entonces de que los naranjas comprendan en dónde están los aliados. Sin Zavala, Alfredo Thorne, y los ministros tecnocráticos que tienen ideas claras sobre las reformas necesarias todo se oscurece. ¡A hacer política, pues!

Víctor Andrés Ponce
16 de diciembre del 2016

NOTICIAS RELACIONADAS >

El regreso de Alberto Fujimori a la política

Columna del Director

El regreso de Alberto Fujimori a la política

Un dato inevitable de la coyuntura es que Alberto Fujimori ha regresad...

12 de abril
El 5 de abril y el regreso de Alberto Fujimori

Columna del Director

El 5 de abril y el regreso de Alberto Fujimori

Luego de tres décadas el 5 de abril de 1992, la fecha del autog...

05 de abril
La parlamentarización del sistema político

Columna del Director

La parlamentarización del sistema político

Luego del escándalo de los relojes Rolex es incuestionable que ...

03 de abril

COMENTARIOS