LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
Racionalidad y elenco estable
¿Cómo entender preferencia de electores por el elenco estable?
Una de las cosas más impresionantes de la política peruana es la manera cómo, en las encuestas, los principales líderes aparecen salpicados por la corrupción y, cómo, luego aparecen encabezando las preferencias ciudadanas. En el caso del llamado elenco estable (Keiko Fujimori, Alan García y PPK) las cosas podrían estar llegando a un extremo tal que es difícil que haya “sociología o ciencia” que pueda procesar el asunto.
Aquí caben tres posibilidades. Una es que las encuestadoras estén fallando con la técnica de las preguntas, que a los electores les importe un comino la corrupción por una obrita, y que haya una racionalidad poderosa en la inclinación de las mayorías.
Si bien es cierto que las mayorías suelen equivocarse, los yerros son menores cuando existe una sociedad abierta. En el Perú el elenco estable ha sido víctima de investigaciones reales, periodicazos y campañas de anti propaganda sistemáticas. Es decir, las mayorías han tenido de todo para darles la espalda, pero siguen apostando por ese trío político. De una u otra manera, entonces, se puede sostener que, en semejante apoyo, hay una racionalidad de los electores por estos candidatos.
Si las cosas son así, pues, las encuestadoras están fallando en algo y los periodicazos están errando en interpretar el humor, la racionalidad de los electores, quienes no son “cholos ignorantes”, ni “masas embrutecidas por las obras”, sino ciudadanos que han contemplado el velascato, el terror senderista, la hiperinflación, el fujimorato y el nacionalismo de Humala y, considerando ese fresco de dos décadas, comienzan a decidir el futuro de su país.
Las mayorías del Perú han ensayado todos los yerros de América Latina antes que cualquiera en la región y, por lo tanto, tienen menos posibilidades de tropezar con la misma piedra. El gobierno de Humala es la última experiencia, la novedad que se ha transformado en descomunal desastre. La desaceleración y el deterioro institucional empiezan a ser vinculados al nacionalismo y lo mejor del fujimorato y los gobiernos de Toledo y García empiezan a crecer en el imaginario del elector.
De allí que Keiko, Alan y PPK comiencen a ser percibidos como la representación del crecimiento y la reducción de pobreza de las últimas décadas que hoy aparecen interrumpidos por Humala. Quizá esa sea la racionalidad del elector, hecho que indicaría el surgimiento un nuevo tipo de ciudadano, que ya no se puede manipular con periodicazos y estrategias de anti propaganda. Algo de eso se vio en la pasada campaña municipal y la manera cómo Luis Castañeda humilló a sus adversarios.
Negar esa racionalidad de las mayorías lleva al sectarismo. Pero la acción política y la prensa y propaganda sobre esos supuestos, inevitablemente, lleva a la secta. Si la izquierda no procesa el fenómeno social que hasta hoy se contempla en las encuestas, inevitablemente terminará convertida en una secta política, capaz de parar un proyecto minero, conseguir fondos, pero enemistada del elector.
La imposibilidad de entender esta racionalidad, por ejemplo, lleva a creer que las cosas pueden cambiar con una cara nueva o con una estrategia para derribar al tercero del elenco estable y allí probar si los dioses nos guiñan el ojo. De una u otra manera, la zurda no percibe que está jugando al azar, a la prestidigitación, a la magia, pero ya cuando la mayoría del país se ha alfabetizado y ve y escucha noticias en una explosión de comunicaciones.
Por Víctor Andrés Ponce
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