LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Quién dice que el Ejecutivo no tiene proyecto?
La destrucción de la economía es el paso previo para la constituyente
A estas alturas sostener que Pedro Castillo es un jefe de Estado sin proyecto político y que los terribles acontecimientos que se suceden en contra del sistema republicano y el futuro de los peruanos son una suma de incapacidades e impericias, suena a una ingenuidad total o a un cinismo inaceptable.
Después de que la presidente del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, anunciara el cierre unilateral de cuatro minas en Ayacucho –violando la Constitución, las leyes nacionales y el respeto a los contratos– es incuestionable que todas las dudas han sido despejadas. El Perú tiene un gobierno anticapitalista –más allá de las pugnas entre comunistas ortodoxos y progresistas–, cuyo objetivo central es precisamente la destrucción del capitalismo que los peruanos construyeron durante tres décadas.
Los resultados de esta estrategia están a la vista: inevitable desplome de la inversión privada en el 2022, caída de las acciones de las empresas mineras en la Bolsa y trepada del dólar, sin considerar la fuga de capitales, que ya suma más de US$ 15,000 millones.
Si recordamos que el presidente Castillo anunció la convocatoria de una constituyente, la nacionalización del gas, “la recuperación de los recursos naturales” y una segunda reforma agraria sin agroexportaciones, entonces, el anuncio del cierre unilateral es absolutamente coherente con el proyecto de destruir el capitalismo.
Igualmente, si analizamos el paquete tributario del Ministerio de Economía y Finanzas –que busca restarle competitividad a la minería aumentando impuestos–, igualmente todos advertiremos que en el Gobierno de Castillo hay absoluta coherencia: se trata de desplomar la inversión privada.
¿Por qué se trata de destruir el capitalismo, la economía y la inversión privada? Porque es el mejor escenario para instalar una constituyente. Punto.
Algunos propensos al wishful thinking pretenden construir esperanzas. Finalmente, desde el mito de la Caja de Pandora es lo último que se pierde. Cuando Castillo corrigió al ex PCM, Guido Bellido, precisando que cualquier nacionalización del gas se hacía con la Constitución, hubo esperanza. Hoy que el jefe de Estado vuelve a corregir a la señora Vásquez también algunos tienen esperanza. Sin embargo, el análisis político no puede ser esclavo de la esperanza.
El Gobierno de Castillo es una administración que busca destruir la economía para instalar una constituyente. Se busca destruir la inversión privada para destruir a las clases medias que, mediante sus movilizaciones y activismo, han detenido cada uno de los proyectos de este Gobierno: desde la asamblea constituyente, pasando por la generalización de las rondas urbanas, hasta nacionalizaciones y cierres de minas.
Con la destrucción de la economía y la clase media reducida a su mínima expresión, la pobreza se habrá extendido tanto que las políticas populistas convertirán al Gobierno de Castillo en el régimen de los bonos y los regalos.
Planteadas las cosas así, entonces, el gran problema del Perú no solo es la amenaza comunista, sino también el wishful thinking, la esperanza mal entendida.
El Ejecutivo tiene un proyecto claro. La oposición, NO.
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