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¿Qué sucede con PPK?

¿Qué sucede con PPK?
Víctor Andrés Ponce
08 de julio del 2016

El presidente electo convoca a marchar contra Congreso

En la condición de jefe de Estado proclamado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), PPK viajó a la Oroya, participó en un mitin y arengó a los trabajadores de Doe Run a marchar en contra del Congreso. Pero no solo fue una proclama, una simple agitación, sino que el presidente electo preguntó: ¿quién controla el Congreso? Es decir, definió el blanco político y el método de lucha. Hasta hoy ni Verónika Mendoza, ni Gregorio Santos ni Antauro Humala habían definido una “estrategia tan nítida de lucha política” en contra de la mayoría legislativa. Claro, luego PPK doró la píldora, pero el daño ya estaba hecho.

Por estas consideraciones es legítimo preguntarse, ¿qué le sucede a PPK? Algo no está bien. El exabrupto ni siquiera puede entenderse como producto de los malos consejos de algunos antifujimoristas, quienes pretenden prolongar la pasada campaña electoral sacrificando la gobernabilidad. Todo tiene un límite —el respeto de la gobernabilidad—, y el mencionado despropósito es de exclusiva responsabilidad del presidente electo.

Si se desata una confrontación entre el Ejecutivo y el Legislativo será responsabilidad de PPK y de la mayoría fujimorista porque, como en los matrimonios, aquí el problema es de a dos. Hasta hoy Keiko Fujimori ha fallado en visitar al ganador de la elección, pero no hay un solo argumento que nos motive a pensar que el fujimorismo levantará murallas contra la administración PPK. Por el contrario, cada vez es más evidente que el fracaso pepekausista ensombrecerá las posibilidades naranjas en el 2021, mientras que fortalecerá al radicalismo.

En este contexto, la conducta del fujimorismo nos evoca a la paciencia oriental: esperar, esperar, esperar. Claro está que el fujimorismo tiene el pleno derecho a pretender liderar la oposición y a desarrollar una agenda propia en el Congreso. Pero algo así, ¿por qué tiene que significar obstruccionismo?

La conducta de PPK, por el contrario, ahora se vuelve indescifrable. Demuestra su nula relación con la política y olvida su condición de jefe de Estado cuando convoca a marchar contra el Legislativo. Es el PPK tecnócrata puro que genera temores por su falta de política, calle y Perú profundo. Cuando se inclina por Fernando Zavala y Alfredo Thorne parece una especie de “zorro político” —amigo de Fernando Belaunde y Manuel Ulloa—, que tiene agenda y supera presiones de todo tipo, mientras sus vicepresidentes se pasean declarando las posibles designaciones ministeriales. En todo caso, a días de asumir el mando, ¿quién es PPK?

Con la convocatoria a la marcha anti-Congreso, PPK se compra el libreto izquierdista que pretende que el Perú adelante las elecciones hacia el 2021, resucitando e incrementando la polarización fujimorismo versus antifujimorismo. A esa estrategia la gobernabilidad le importa un comino; porque la gobernabilidad, según la Carta Política y los resultados de las elecciones 2016, se construye en base un acuerdo entre pepekausistas y fujimoristas. No hay otra. Y la estrategia antifujimorista solo tiene un ganador: el radicalismo que prosperaría sobre una crisis nacional.

En todo caso, es un verdadero un desafío para las ciencias políticas porque, de alguna manera, en la arenga a marchar contra el Congreso, PPK nos deja un mensaje implícito: yo no puedo fracasar, porque si fracaso solo será responsabilidad del fujimorismo ¡Vaya! Mucha pechuga, ¿no? El problema de nuestro gringo de los Andes es que con esa aproximación que le han sugerido los estrategas de izquierda no tiene cómo ganar: el fujimorismo solo tiene que otorgarle gobernabilidad, dejar hacer y dejar pasar, y empezar a pasar la factura al nuevo gobierno por los problemas en la economía y la seguridad ciudadana.

Muy diferente sería si PPK entendiera que la Constitución y los resultados electorales le han otorgado el mando centralizado del Estado, un mando que concentra la iniciativa política de las instituciones estatales. Por lo tanto, si no prosperan los acuerdos y la gobernabilidad no solo será responsabilidad del fujimorismo, sino principalmente del nuevo jefe de Estado.

Víctor Andrés Ponce

 
Víctor Andrés Ponce
08 de julio del 2016

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